El 10% de nuestras compañías importa piezas fundamentales del país asiático
El BdE alerta de la fuerte dependencia de las empresas españolas a productos críticos chinos
Advierte de la "elevada" dependencia comercial de China, que llega al 80% en el sector farmacéutico y al 60% en el informático, ambos considerados sectores estratégicos desde la pandemia.
Un 10% de las empresas españolas, porcentaje que se eleva al 20% en el caso de la industria manufacturera, importa productos considerados "críticos" de China, entre los que se encontrarían equipos informáticos, dispositivos ópticos, células fotovoltaicas o diodos emisores de luz, según una encuesta realizada por el Banco de España a finales de 2023 a más de 6.000 compañías españolas.
El organismo precisa que se consideran insumos críticos aquellos sin los que, a juicio de las empresas, una parte relevante del proceso de producción no se podría llevar a cabo o bien sufriría retrasos significativos o una reducción en la calidad de los bienes o servicios ofrecidos.
El porcentaje del 20% en el caso de la empresas manufactureras es similar al observado en Italia (17%) y menor que el de Alemania (34%). Además, el Banco de España indica que de las empresas manufactureras españolas que importan insumos críticos de China, solo el 22% han tomado medidas para reducir su exposición a ese país, por un 30% y un 40%, respectivamente, en el caso de Italia y Alemania.
Entre las compañías manufactureras españolas que han tomado medidas para reducir su dependencia de insumos críticos de China, la mitad ha reemplazado a los suministradores de este país por otros ubicados en la Unión Europea (UE), siendo también la estrategia más usada por las compañías italianas y alemanas.
Ante es realidad, el Banco de España advierte de que la "elevada" dependencia comercial de la economía española con respecto a China podría suponer un "riesgo" si se produjeran interrupciones en los intercambios comerciales o aumentasen las tensiones geopolíticas.
Productos en manos de pocos proveedores y escasos en la UE
Asimismo, indica que estos productos críticos que importa España de China, considerados como de "alta dependencia", provienen además de unos pocos proveedores y son escasos dentro de la UE y de difícil sustitución.
Por lo tanto, se trata de productos "particularmente vulnerables" a eventuales disrupciones en los flujos comerciales internacionales.
"Algunos de ellos, como los equipos informáticos, los dispositivos ópticos, las células fotovoltaicas o los diodos emisores de luz, son de importancia estratégica para la economía europea y son esenciales para la transición digital y energética", alerta la institución, que indica que en 2022, un tercio de las importaciones españolas y cerca de la mitad de las importaciones europeas de estos productos provenían de China.
De acuerdo con la encuesta, alrededor del 10% de las empresas españolas declaran importar insumos críticos de China, con diferencias reseñables según el sector de actividad. En concreto, la dependencia de insumos críticos provenientes de China alcanza más del 20% en los sectores de manufacturas, actividades extractivas y comercio.
La dependencia llega al 80% en el sector farmacéutico
Dentro de la industria manufacturera, esta exposición a China es aún mayor en algunas subramas.
Por ejemplo, el 80% de las empresas del sector farmacéutico, un 60% de los fabricantes de productos informáticos, electrónicos y ópticos, y un 40% de las empresas del sector químico y de fabricación de material y equipo eléctrico declaran importar insumos críticos de China.
Preguntadas acerca del grado de sustituibilidad de los insumos críticos provenientes de China, dos tercios de las empresas expuestas consideran que sería difícil o muy difícil sustituirlos en caso de cortes repentinos en la cadena de suministro. Este porcentaje se sitúa alrededor del 70% entre las empresas manufactureras y alcanza alrededor del 90% en sectores como el de fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos, de material y equipo eléctrico, o de productos minerales no metálicos.
Más de la mitad no ha tomado ninguna medida para diversificar
En particular, un 51% de ellas declaran que ni han actuado ni prevén actuar para reducir esa exposición, mientras que un 27% estarían planteándose adoptar algún tipo de medida a lo largo de 2024. Por lo tanto, solo un 22% de las empresas españolas tienen alguna estrategia actualmente en marcha. Este porcentaje es algo menor que en Italia (30%) y, sobre todo, que en Alemania, donde un 40% de las empresas ya han adoptado estrategias para reducir su dependencia de China.
A la vista de estos datos, el Banco de España afirma que una "escalada" de las tensiones geopolíticas entre las economías occidentales y China, cuya probabilidad de materialización ha aumentado tras los recientes anuncios de restricciones comerciales por parte de las autoridades europeas y chinas, podría tener un impacto "considerable" en la actividad económica.
En concreto, casi un cuarto de las empresas españolas declara que su actividad se vería "negativamente afectada" en ese escenario, debido a las eventuales disrupciones en los flujos comerciales y de inversión, porcentaje que se eleva a más del 40% en el caso de la industria manufacturera.
Alerta de efectos indeseados de la relocalización
En este contexto, el Banco de España aboga por que las medidas que ha implementado recientemente la UE, como el Reglamento de Materias Primas Fundamentales, la Ley Europea de Chips y otras actuaciones orientadas a aumentar la resiliencia de las cadenas productivas europeas, se diseñen y evalúen de "manera rigurosa", ya que algunas de ellas podrían tener efectos "indeseados" sobre el mercado único europeo.
"Así, estas medidas deben ponderar los potenciales beneficios asociados a una menor dependencia exterior con los costes que conlleva una participación más reducida en las cadenas de suministro globales, ya que existe evidencia de que esta participación permite a las empresas gestionar mejor las perturbaciones de demanda y oferta", alerta del Banco de España.
También advierte de que la "relocalización" puede tener "efectos negativos" si reduce la competencia en el mercado interno y afirma que las decisiones de política industrial para desarrollar capacidades productivas internas en los sectores considerados estratégicos tendrían que diseñarse "adecuadamente" para evitar distorsiones tanto en el mercado único europeo como en el nacional.