El Gobierno ultima una reforma fiscal que dejará a España esquilmada
A las subidas generalizadas de precios y el ya asfixiante esfuerzo fiscal se le va a añadir una reforma que estrangulará definitivamente la economía productiva y a las familias.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha reconocido a la AIREF algo que ya era un secreto a voces desde hace meses: la receta del Gobierno para equilibrar sus desmedidos gastos con sus insuficientes ingresos, causa de un déficit sin parangón en Europa, va a ser una subida masiva de impuestos.
España cerró 2020 con un 11% de déficit y tiene que reducirlo de aquí a 2024 a un 3.2%, según las previsiones del Gobierno y las imposiciones de Bruselas, que no va a mantener eternamente la suspensión de las normas de disciplina fiscal.
El objetivo es prácticamente inalcanzable, pero los medios para intentarlo son suicidas para la recuperación económica: España ya sufre uno de los cinco mayores esfuerzos fiscales del mundo, con salarios medios modestos al lado de Francia o Europa y en un clima de sobreprecios de todo con una inflación disparada que va a seguir así al menos durante todo el año.
En ese escenario de regresión, donde las bajadas del paro derivan en exclusiva de la creación de empleo público, es un despropósito optar por mantener el mayor gasto público de la historia e intentar compensarlo, a la vez, con más impuestos de Sucesión, de Patrimonio, en el IRPF, en Sociedades, a los combustibles o al uso de autovías.
Con los impuestos ya disparados, el Gobierno ultima una reforma fiscal que asfixiará aún más a la economía productiva y a las familias
Para complicarlo todo aún más, la Reserva Federal Americana ha confirmado que, a partir de marzo, subirá probablemente los tipos de interés, lo que suele anticipar medidas similares del Banco Central Europeo.
Eso significaría un enorme encarecimiento de la deuda pública española, situada ya en el 121% del PIB, y también de los créditos personales o empresariales: esto, unido a la inflación y a las subidas fiscales, va a estrangular la economía hasta extremos insoportables.
Peor que Zapatero
La apuesta por el “Estado subsidiado” del Gobierno, a costa de mantener un binomio de deuda y asfixia fiscal, se resume en un dato abrumador: 16 millones de españoles viven ya de una nómina o subsidio público, en una pirámide laboral incompatible con un país moderno y puntero.
Ver cómo el Gobierno falsea la realidad del mercado laboral o del crecimiento económico, vendiendo un entusiasmo injustificado, para prolongar una política económica suicida, es desolador: el roto que va a dejar va a ser más profundo que con Zapatero; y las soluciones para arreglarlo menos sencillas y más traumáticas.