Broncano, el carísimo capricho de Sánchez pagado con dinero público

Pedro Sánchez casi siempre se sale con la suya. En el caso de David Broncano y su fichaje por TVE también, aunque en esta ocasión se ha dejado bastantes pelos en la gatera. El presidente del Gobierno tenía entre ceja y ceja este asunto, con un único motivo: hacerle la competencia a El hormiguero de Pablo Motos, programa de gran éxito, no especialmente crítico ni especialmente amable con el Gobierno, pero non grato en Moncloa y enemigo público número uno de muchos socialistas.

El problema es que el capricho de Pedro Sánchez para reducir las críticas que recibe o el impacto de las misma, que cuando quiere algo no se para en barras, nos va a costar 28 millones de euros. TVE tendrá que pagar esa desorbitada cantidad al presentador y a la productora que pone en antena el programa para que Broncano deje Movistar y se marche a la pública, blindado además.

Sánchez lo ha logrado contra viento y marea. En el camino, esta historia se ha cobrado la cabeza del jefe de programación de la TVE, José Pablo López, y de la presidenta, Elena Sánchez, envuelto en guerras de poder intestinas que no interesan realmente a nadie. Y lo que es peor, ha dejado por el suelo el prestigio, ya deteriorado, de RTVE.

La actuación de Sánchez en este asunto recuerda a la de cualquier dictadorzuelo caribeño. La tele pública es mía y hago lo que me dé la gana con ella, sin disimulo. Que tengo que pagar 28 millones por un programa, ahí están. No todo va a ser educación, sanidad y servicios sociales, claro, ¡qué tontería! Nuestros impuestos también están para esto, para satisfacer los intereses políticos de Sánchez que quiere acabar con El Hormiguero cueste lo que cueste.

En realidad, esto de Broncano es una metáfora del sanchismo. Así es su forma de hacer las cosas: intervenir con descaro organismos, empresas públicas e instituciones para lograr su principal y único fin: afianzar su poder y continuar una temporada más en la Moncloa.