Casado sale a la contra en La Moncloa y coloca su propia agenda a Sánchez
El presidente se compromete -con todas las cautelas- al pacto de Estado de Sanidad, a valorar la creación de una Agencia para la Recuperación y a cambios en las legislación sanitaria.
Pablo Casado salió este miércoles a la contra en La Moncloa y llegó a su reunión con Pedro Sánchez con una decena de asuntos bajo el brazo sobre los que poder llegar a acuerdos con el presidente.
La jugada de Sánchez era y es clara: presionar al líder de la oposición, invocando la emergencia económica y la necesidad de unos "Presupuestos de país", como los ha bautizado. Que de momento solo están en la cabeza -si es que lo están- de la ministra de Hacienda.
Pero Casado ya había adelantado su "no" tanto a las cuentas públicas del Gobierno de coalición como a la renovación de órganos de institucionales. Así que entró al encuentro con una agenda alternativa a la del presidente, para no someterse a la "escaleta" -que así la llamó- del socialista.
Dos horas duró la reunión entre el presidente y el líder de la oposición, la primera presencial desde febrero. Aunque su última conversación fue el 4 de mayo, hace cuatro meses.
Casado salió del despacho, dos horas después, relativamente satisfecho. No tanto porque se fíe de las buenas palabras de Sánchez sino porque al menos cumplió su parte. "Por mí no va a quedar, he hecho esfuerzos para llegar a acuerdos", afirmó.
De su conversación salió un "horizonte de colaboración" en tres aspectos que el jefe de filas del PP celebró. "No solo hay cauces alternativos de colaboración a los Presupuestos, sino que además son mucho más eficaces", dijo.
En primer lugar, sostuvo que hay avances en los cambios legales necesarios para introducir una alternativa al estado de alarma dentro de la legislación ordinaria que facilite a las comunidades la adopción de medidas que supongan -llegado el caso- restricciones de los derechos fundamentales.
En segundo lugar, Casado propuso al presidente crear una Agencia Nacional para la Recuperación Económica que se encargue de repartir los créditos y ayudas llegados desde Bruselas. Sería, según el popular, independiente, y evitaría la "discrecionalidad y el clientelismo" en el reparto.
Podría presidirla un exgobernador del Banco de España, alguien como Jaime Caruana. Y en ella estarían presentes las comunidades autónomas y las corporaciones locales.
El guante de Casado desactiva el gran argumento que viene usando La Moncloa en los últimos días, al vincular los fondos de reconstrucción de la UE a la aprobación de los Presupuestos del Estado. Este mecanismo permitiría separarlos, pero a su vez restaría capacidad de maniobra a Sánchez. Porque el presidente anunció a sus homólogos regionales en la conferencia que mantuvieron en julio que será el Gobierno el que parta y reparta esas ayudas. Por proyectos.
"No es buena idea que haya en Moncloa una procesión de lobbies y administraciones", señaló Casado. Según él, ahí también hay posibilidad de acuerdo.
Y el tercer punto de encuentro puede ser, de acuerdo a lo hablado entre ambos este miércoles, el pacto de Estado por la Sanidad, llámese pacto Cajal o de otra forma. En la Comisión de Reconstrucción que se cerró en julio en el Congreso hubo algunos acuerdos en ese sentido, pero el PP quiere darle empaque legal.
A partir de ahí, el resto fueron desencuentros. Casado no quiso hablar de Presupuestos ni de renovación de los órganos pendientes (sobre todo el CGPJ); y Sánchez no quiso hablar -según el popular- de parar la reforma educativa, ni de la inmigración ilegal, ni de recuperar el delito de usurpación ilegal para combatir las ocupaciones.
"Somos la alternativa responsable, no nos va presionar nadie", sostuvo el presidente del PP.
Al presidente no debió de gustarle que su invitado se saliera del guión preestablecido, a juzgar por las declaraciones que luego hizo la ministra portavoz, María Jesús Montero, quien acusó a Casado de "obstruccionista" y rebajó su Agencia a algo "accesorio" y "absolutamente instrumental".