Sánchez quiere más confrontación y cuerpo a cuerpo con Feijóo en 2023
La estrategia de Moncloa es fomentar la crispación para “arañar” votos de cara a las próximas elecciones autonómicas y generales: el acuerdo, para Sánchez, no es opción
Que nadie crea que el discurso del Rey, Felipe VI, propició una tregua entre Gobierno y PP. En realidad, las 24 horas de aparente consenso en las loas al discurso del Monarca y de tranquilidad en el crispado clima político nacional eran el paso atrás preciso para tomar impulso en la escalada de la monumental bronca que sigue viva y amenaza con eternizarse. Aparentemente, ambas fuerzas políticas coincidieron en poner en valor las palabras de Felipe VI y manifestaron su coincidencia con lo dicho por él, mientras la mayoría de las familias españolas se sentaban a la mesa a celebrar la Nochebuena.
Sin embargo, tras la ingesta de los turrones, los brindis y los villancicos, han empezado a aflorar las voces del PSOE y también del PP, que intentan convencer a propios y a extraños que el discurso del monarca contenía cicuta en grandes dosis, destinada al PSOE (según los dirigentes populares) y al PP (según los socialistas). Unos y otros creen ver la paja en el ojo ajeno, la crítica descarnada en la alocución de Felipe VI, pero siempre dirigida al rival y jamás a la acción política propia. Ninguno de los dos grandes partidos cree que Felipe VI haya diagnosticado los males que aquejan a nuestro sistema democrático pensando en ellos como agentes activos.
Es más, en los cuarteles generales de una y otra formación buscan “más madera”, su combustible para las campañas electorales que vamos a vivir en 2023. Desde el PSOE y el Gobierno, en el entorno más cercano a Pedro Sánchez, aseguran a este diario que todo está por decidir y que el partido empieza en 2023 y su resultado no está escrito. Con ese optimismo que les caracteriza, advierten a ESdiario que están convencidos -pese a que el último sondeo hecho público por el CIS registre un retroceso de los socialistas con respecto al anterior- que la última maniobra del PP, ha movilizado a buena parte de la izquierda, que, sin llegar al fondo del asunto, no concibe que un Tribunal de Garantías que se caracteriza por su lentitud en el tratamiento de cada uno de los asuntos que requieren de sus dictámenes, haya actuado a la velocidad del rayo para paralizar una votación en el Parlamento.
No se entiende la actuación del Tribunal Constitucional, ni los grandes partidos se han esmerado precisamente en que se entienda. La brocha gorda se ha apoderado una vez más del debate político y los socialistas invocan a sus propios estudios, para afirmar que el electorado de izquierdas – y eso incluye también a Podemos o al proyecto de Yolanda Díaz- está más movilizado esta semana que las anteriores, cuando se realizó el último sondeo del CIS.
Fuentes del Palacio de La Moncloa consultadas por ESdiario, apuestan a que, si bien el partido va a estar muy reñido en las elecciones autonómicas, el PSOE aspira, incluso, a ganar en las elecciones municipales, gracias a su implantación en todo el territorio nacional, al propio carácter de los comicios, que son los que menos se vinculan a la política nacional y más se centran en el candidato y las políticas locales.
Con respecto a las autonómicas, advierten que Alberto Núñez Feijóo y los suyos han creado grandes expectativas y que todo aquello que no sea un auténtico vuelco del mapa rojo al mapa azul el día después de los comicios se le puede volver en contra al presidente del PP, convirtiéndose en un fracaso o, en todo caso, conduciéndoles a una situación bien distinta a la que provocó el gran batacazo electoral del PSOE en las elecciones autonómicas tanto en la Comunidad de Madrid, como en Andalucía.
En ambos periodos la intención de voto del PSOE se desplomó, mientras se disparaba la del PP y los estudios demoscópicos decretaron que todo ello se debía al “efecto Feijóo”. Fue entonces cuando Sánchez dio la orden de apuntar las baterías y disparar a Feijóo: ¡fuego a discreción! La dirección del PSOE y, en particular, el propio Sánchez, están convencidos de que el líder del PP no está seguro del terreno político que pisa en Madrid y que anda escurriendo el bulto y esquivando el cuerpo a cuerpo, con el presidente del Gobierno.
Por eso, en el próximo periodo de sesiones, se fija como objetivo seguir forzando a Feijóo a debatir y a dar la cara, “especialmente ahora -señala una fuente monclovita a este periódico, que se han quitado las máscaras con su actuación en el Tribunal Constitucional”. Esta misma fuente señala que entienden que Feijóo no se siente cómodo con esa acción ante el Tribunal de Garantías y que, en todo caso, ha perdido su imagen de hombre de consenso desde el momento en que rompió el acuerdo para renovar el CGPJ. A Sánchez, en cambio, le favorece la confrontación y a ella va a tratar de abonarse en este año 2023 que está a punto de iniciarse.