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La alocada polarización de Sánchez cuando los españoles buscan seguridad

Viendo sus ideas y acciones últimas, más bien cabe pensar que lo que busca el presidente, una vez comprobado que ha perdido el voto moderado, es lanzarse a tragarse a Unidas Podemos

La alocada polarización de Sánchez cuando los españoles buscan seguridad

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Si la credibilidad de un gobernante es siempre un factor primordial para el bienestar de la ciudadanía, resulta aún más necesaria en circunstancias tan preocupantes como las actuales. Partiendo de esta premisa, la situación le permite ya pocas frivolidades a Pedro Sánchez. Como suele decirse, no está el horno para bollos.

No es comprensible que un Gobierno con más de 800 asesores tenga ocurrencias que ni al que asó la manteca.

Y, curiosamente, él mismo admite que su estrategia es polarizar el país. Algo que solo puede entenderse como recurso desesperado para intentar sobrevivir el resto de su mandato. El presidente está decidido a invertir sus mayores esfuerzos en ejercer de oposición de la oposición y acelerar su bronca partidista contra Alberto Núñez Feijóo.

En fin, creo que no es la mejor fórmula para revertir el desapego que le brindan los españoles, muy temerosos ante el futuro.

Enfrente, el líder del PP está manejando con habilidad sus credenciales. La solvencia y el sosiego desplegados durante cuatro mayorías absolutas consecutivas al frente de la Xunta de Galicia lo proyectan como un aspirante creíble del centro-derecha a La Moncloa.

Claro, esa imagen hace que aumenten los peores temores de un Sánchez que anuncia duelos intensos en el Senado con Feijóo. A las familias que no pueden llegar a fin de mes, las supongo interesadísimas en ver cómo los jefes de los dos grandes partidos españoles, en lugar de ponerse de acuerdo para bajar los precios, se citan para batirse a garrotazos en la Cámara Alta.

Pedro Sánchez parece haber confundido volver a pisar la calle con "bajar al barro" contra el PP.

Hay que vivir fuera de la realidad para idear una estrategia así. No es comprensible que un Gobierno con más de 800 asesores tenga ocurrencias que ni al que asó la manteca. Máxime cuando ese tipo de arengas presidenciales ni siquiera están sirviendo disipar las nubes negras desmoralizadoras que cubren a los socialistas más fieles.

Pues nada, así de surrealista se antoja la cosa. El presidente del Gobierno, en un momento de zozobra social terrible, está convencido de que su mejor suerte va ligada a dar una patada al tablero y convertir en irrespirable el clima político. Luego se escandalizará cuando le digan que no es un líder socialdemócrata.

A las familias que no llegan a fin de mes, las supongo interesadísimas en ver cómo los jefes de los dos grandes partidos españoles, en lugar de ponerse de acuerdo para bajar los precios, se citan para batirse a garrotazos

Viendo sus ideas y acciones últimas, más bien cabe pensar que lo que busca Sánchez, una vez comprobado que ha perdido el voto moderado, es lanzarse a tragarse a Unidas Podemos como mejor manera de fraguar un PSOE que no caiga por debajo de los 120 diputados en las próximas elecciones generales. O sea: da por descontada la derrota y prepara al partido para que pueda hacerle una oposición fuerte a Feijóo después de 2023.

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