Soria entra en pánico y busca en el Reino Unido el milagro que le salve
El endeble relato que había estado construyendo a trompicones tras su aparición en los papeles de Panamá se vino abajo este jueves. En el PP hay un clamor sordo para que dé un paso atrás.
José Manuel Soria vive estos días con el corazón en un puño. Y sus compañeros del Gobierno y del partido, atónitos.
El endeble relato que el ministro había estado construyendo a trompicones tras su aparición en los papeles de Panamá terminó de venirse abajo este jueves, cuando El Mundo publicó que tuvo una segunda sociedad offshore, Mechanical Trading Limited, en el paraíso fiscal de Jersey.
Lo más grave es que en este caso el documento con su firma que acredita que él y su hermano Luis fueron administradores de la compañía está fechado el 27 de noviembre de 2002, cuando él era alcalde de Las Palmas. Cargo público por tanto.
Hay un antes y un después en el Partido Popular tras la aparición de ese documento letal para la defensa de Soria. El precipitado cierre de filas inicial, el que mantuvieron los populares sobre todo lunes y martes, se resquebrajó por completo.
Durante toda la tarde corrieron por las redacciones rumores sobre su inminente dimisión, azuzados especialmente por La Sexta ante el silencio -esta vez sí- del aludido. Y en el PP se desató un clamor sordo pidiendo su renuncia. Nadie quiere, y no conviene, otro caso de atrincheramiento como el de Rita Barberá.
Hay dudas de que Soria, que este viernes no acudirá al Consejo de Ministros, aguante hasta el lunes, cuando ha pedido comparecer en el Congreso para explicarse. Decidió hacerlo él, sin que nadie se lo pidiera, y pese a las reticencias incluso de Mariano Rajoy. Cree su jefe de filas que es muy difícil salir bien parado de un trance así.
Según le consta a ESdiario el ministro quiere ir con documentos a su match ball parlamentario. Entre otras acciones se ha puesto en contacto con las firmas británicas UK Lines Limited y Oceanic Lines para que certifiquen su versión. El problema es cuál de todas las versiones.
Entretanto Rajoy se resiste a dejar de creer en su ministro de Industria, que ya a principios de semana le dio su palabra de que todo era un enorme malentendido. Soria se enteró días atrás de la inminente publicación de los papeles de Panamá por un conocido periodista de El Español que le dio el chivatazo. Al parecer, o eso es lo que ha ido contando a sus compañeros, no se llegó a creer que su nombre figuraba en ellos hasta que lo vio por escrito.
Políticamente, el affaire Soria se ha convertido en otra estación de penitencia para un PP en permanente estado de shock. De momento Rajoy sostiene a su ministro por esa máxima suya de que, de equivocarse, siempre es mejor ser justo con un injusto que injusto con un justo.