Los argumentos de la mujer de Sánchez para que su marido no renuncie a su escaño
Desaparecido. Ha recogido algunas pertenencias de su despacho en un Ferraz cerrado este domingo a cal y canto. El ex líder del PSOE medita con Begoña Gómez, que le anima a plantar cara.
Tras el dantesco espectáculo de este sábado en el socialismo español, la calle Ferraz aparece este domingo solitaria. Una calma que respira tensión gracias a unas pintadas en la sede del PSOE que sirven como perfecto recordatorio de lo vivido hace 24 horas entre esos muros. Tiempo habrá para analizar el veto a la prensa y el especial celo empleado en que los medios de comunicación sufriesen todas las dificultades posibles para realizar su tarea, que no es otra que la de informar.
Cuenta a ESdiario un destacado dirigente del Comité Federal del PSOE que tras la tormenta, los peores momentos se produjeron después la votación y la consiguiente confirmación de dimisión de Pedro Sánchez (encerrado en el despacho con César Luena y otros tres dirigentes de su núcleo duro). Sus más fieles dieron los últimos retoques a su corta intervención, la del anuncio de dimisión, y completaron -explican las mismas fuentes consultadas- la tarea más dolorosa, por lo sentimental; recoger algunas de las pertenencias personales del despacho de Sánchez. Apenas unas fotografías, un iPad, varios libros y una pluma estilográfica muy personal.
El ya dimitido líder socialista partía poco después, en el coche del partido, rumbo a su domicilio para encontrarse allí con su mujer, Begoña Gómez, con quien había hablado en varias ocasiones a lo largo del convulso día. Y en la intimidad del matrimonio fue Gómez, según aseguran fuentes a ESdiario cercanas al ex secretario general socialista, quien animó a Pedro Sánchez a no arrojar la toalla. Y es que Sánchez estaba decidido a dimitir incluso de su escaño en el Congreso para no interferir en la crucial actividad parlamentaria que se avecina de cara a una posible nueva sesión de investidura.
Este es el principal argumento de Pedro Sánchez para marcharse, no interferir, pero en su mente pesaba tanto o más el, con su marcha, no tener que tragarse el sapo de votar una abstención para posibilitar la formación de un Gobierno por parte de Mariano Rajoy. Su no es no, hasta el final. El ya ex líder socialista daba una pista de esas intenciones al declararse "un militante" del PSOE, ya no era secretario general pero tampoco un diputado, un militante de base más.
Sin embargo, según las fuentes consultadas, la situación cambiaba esa misma noche. Su influyente mujer es totalmente contraria a que su marido renuncie sin más a lo que considera "suyo, que se ha ganado" y en su mente está puesta en no allanar el camino a quienes llama y considera "golpistas". Y tras una larga conversación, Begoña Gómez, vencía en su primera batalla: Pedro Sánchez mantendrá su escaño. Una decisión que rápidamente transmitió, vía telefónica, a sus más estrechos colaboradores.
De ahí la "filtración" del siempre deslenguado y locuaz presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que en La Sexta Noche revelaba que Sánchez se volverá a presentar a las primarias. De momento nada más alejado de la realidad. Pedro Sánchez deshoja, siempre pendiente de lo que le sugiera Begoña, su futuro más inmediato. Lo próximo es perderse unos días, alejarse del ruido, los focos y el asfalto de Madrid para disfrutar en un lugar indeterminado de este "veranillo de San Miguel".