El mazazo del TC deja tocado a Sánchez y al estratega Bolaños contra las cuerdas
El presidente dejó en manos de su hombre de confianza la estrategia legislativa que ha naufragado en el TC. No obstante la reacción de Moncloa es una huida hacia adelante: "A por todas".
Pedro Sánchez se lo buscó, con su desmedido intento de lograr el vuelco progresista del Tribunal Constitucional por la puerta de atrás. El frenazo del propio Alto Tribunal ha desnudado al presidente y a su núcleo duro, en particular al ministro de la Presidencia, muñidor de las controvertidas enmiendas que impulsaban el cambio de dos leyes orgánicas, la del TC y la del Poder Judicial, sin ningún tipo de conexión con la reforma de la que colgaban, la del Código Penal que borra la sedición y abarata la malversación.
Nada se hizo bien desde La Moncloa, al pervertir el sentido mismo de nuestra propia Carta Magna. Su reacción ante el revés abunda en los motivos del fiasco, porque todos los pasos han constituido una irresponsabilidad institucional que daña la imagen del Constitucional y, por consiguiente, de la separación de poderes en una democracia digna de tal nombre.
Pedro Sánchez está empeñado en una absurda estrategia populista
La deriva del presidente del Gobierno en ningún caso es inocente, empeñado como está en una absurda estrategia populista. El empeño gubernamental es crear un relato de excepcionalidad que multiplica los descosidos del Estado de Derecho. Pero Sánchez ha demostrado en demasiadas ocasiones que no se detiene ante nada ni ante nadie para conseguir el resultado pretendido, esta vez el asalto al Poder Judicial.
Ahora el Gobierno va a lanzar su plan B, "en legítima defensa", según sostienen desde el estado mayor de los socialistas.
"Vamos a por todas", avisan. El propio Sánchez subía la apuesta al proclamar que el Gobierno adoptará "cuantas medidas sean precisas para poner fin al injustificable bloqueo del Poder Judicial y el Constitucional". Blanco y en botella. Estrechos colaboradores abren paso a presentar un paquete de reformas legales que, de la mano de la mayoría Frankenstein, permitan renovar los órganos judiciales. A Sánchez le ha irritado el éxito del planteamiento de Alberto Núñez Feijóo ante un atropello sin precedentes del Gabinete y parece dispuesto a devolver el golpe.
"Al ataque". La orden desde La Moncloa es taxativa. Nada de "venirse abajo", advierten, descolocados. Por más que, en el ejercicio del poder, el PSOE no debería permitirse los tics radicales de Podemos. Sin embargo, se trata ahora de apretar las filas y sacar toda la artillería pesada. De dirigir una impúdica ofensiva contra la Oposición. De cualquier forma, son aspavientos para intentar sobreponerse al varapalo, obviando claramente que en este país democrático todos estamos sometidos a la legalidad. También