Bolaños y Montero, juguetes rotos de Sánchez en su "guerra fría" contra Feijóo
El presidente no quiso escuchar las alarmas. Creyó tener amarrado al PP. Ahora toca extender la cortina de humo y el relato de que el líder popular no es de fiar ni para jugar al parchís.
El exceso de confianza de Pedro Sánchez ha vuelto a frustrar sus objetivos. Era inviable llevar en paralelo una negociación con el PP para la renovación del Poder Judicial y otra con ERC para cerrar los Presupuestos con el compromiso inmediato de la rebaja del delito de sedición. Las señales así lo apuntaban.
En La Moncloa y en Ferraz evitan cualquier cosa que pueda parecer autocrítica. El malo de la película, según el guión monclovita, es Feijóo. Está en “rebeldía” y “fuera” de la Constitución.
El intento de cuadrar el círculo sólo podía acabar como el rosario de la aurora. Y así fue. Alberto Núñez Feijóo, con toda la razón, cerró una partida en la que uno de los adversarios tenía cartas escondidas bajo la manga.
De cualquier manera, en la sala de máquinas de los socialistas entienden que ahora toca fijar su versión de los acontecimientos. En eso están. A pesar de caerse por su propio peso, lo suyo es darle cuerda al “relato”. Y mañana, como ayer, Sánchez dirá.
Los ministros Bolaños y Montero, también achicharrados entre la sedición y el CGPJ.
En La Moncloa y en Ferraz evitan cualquier cosa que pueda parecer autocrítica. El malo de la película, según el guión monclovita, es Feijóo. Está en “rebeldía” y “fuera” de la Constitución. Sin embargo, entre los cuadros socialistas empieza a escucharse eso de que “la planificación estratégica era mejorable”.
El líder del Partido Popular ya tiene marcada en sus carnes la nula validez de la palabra dada por Sánchez. Tan escaso resulta el crédito presidencial, que arrastra daños irreparables para la misma democracia.
Feijóo y Sánchez en su última reunión en Moncloa para tratar de desbloquear la renovación del Poder Judicial.
La patada hacia adelante gubernamental consiste en intentar desacreditar al presidente popular por todos los medios: “No es de fiar ni para jugar al parchís”. Tampoco es que sea algo nuevo. Por puro instinto de supervivencia, es lo que se ha venido ensayando desde La Moncloa desde que llegó a Génova.
El intento de cuadrar el círculo sólo podía acabar como el rosario de la aurora. Y así fue. Feijóo, con toda la razón, cerró una partida en la que uno de los adversarios tenía cartas escondidas bajo la manga.
Sin embargo, el “gatillazo” en la renovación de la cúpula de los jueces deja una sensación de error en la cúpula socialista. Igualmente, ha puesto en posición delicada a los titulares de Presidencia, Félix Bolaños, y de Hacienda, María Jesús Montero. “Lo que está claro es que ambos han pinchado”, avisan de puertas adentro mandos intermedios.
Y ambos ministros "están en el corazón del poder”, avisan sin medias tintas. Tanto Bolaños como Montero pasan por ser figuras imprescindibles en esta etapa del sanchismo, de eso no hay la menor duda, más allá del papel ejercido en la voladura de las conversaciones con los populares.
Y es que incluso colaboradores muy cercanos al presidente habían alertado de que Feijóo acabaría abandonando la negociación si no se ponía freno a los separatistas. Sánchez, siempre según esas fuentes, no quiso hacer caso a las alarmas.