El ridículo de Villacís deja claro cómo se reparte el poder en el PP
La jugada de dejarse querer por el PP le ha salido de manera catastrófica a la vicealcaldesa de Ciudadanos y ha puesto en evidencia cómo se reparte el poder en el PP entre Feijóo y Ayuso.
El esperpento que ha protagonizado Begoña Villacís nos deja dos conclusiones: Ciudadanos está condenado, la vicealcaldesa de Madrid le ha dado la puntilla, y en el PP hay un reparto del poder que evita interferencias: Feijóo manda en lo nacional y Ayuso en lo regional. Ayuso y, claro está, los demás líderes de las comunidades autónomas también mandan en sus respectivos territorios.
Lo de Villacís es evidente. Se ha cargado sus opciones electorales de un plumazo. No sabemos si ha caído en una trampa o si ha sido cuestión de torpeza, lo cierto es que intentó negociar su entrada en las listas del PP en Madrid, pero Ayuso cerró la puerta y tiró las llaves al mar. Por mucho que lo niegue es lo que ha sucedido. Ahora no tiene credibilidad para representar a Ciudadanos, la formación de la que huía. Ha quedado desactivada.
Este caso se estudiará en las facultades de Ciencias Políticas a modo de ejemplo de cómo destruir una carrera política en un solo movimiento erróneo. La reputación cuesta mucho construirla, es un trabajo de fondo, pero se puede perder de un plumazo. Así de ingrata es la vida a veces.
Feijóo siempre ha sostenido que los líderes regionales mandan en sus respectivos territorios y él toma las decisiones nacionales del partido. Las listas al Congreso las hace él y pide que no haya interfrencias, del mismo modo que respeta las que hagan Ayuso, Mañueco, Juanma Moreno, López Miras, Carlos Mazón… En esta ocasión, gracias a Villacís, no ha podido quedar más claro que no es mera retórica sino que es su manera de dirigir el partido.
Pero más allá del futuro de Villacís, este episodio nos ha servido también para comprobar cómo se distribuyen las fuerzas dentro del PP. Por simplificar, Feijóo siempre ha sostenido que los líderes regionales mandan en sus respectivos territorios y él toma las decisiones nacionales del partido. Las listas al Congreso las hace él y pide que no haya interfrencias, del mismo modo que respeta las que hagan Ayuso, Mañueco, Juanma Moreno, López Miras, Carlos Mazón… En esta ocasión, gracias a Villacís, no ha podido quedar más claro que no es mera retórica sino que es su manera de dirigir el partido.
Ayuso no quiere paracaidistas en sus listas de Madrid
Parece que Génova no veía con malos ojos la incorporación de la líder de Ciudadanos, pero Ayuso no la quiere en sus listas. Cree que esas primeras espadas de otros partidos que llegan a modo de paracaidista dividen más que suman. Hay que hacerles hueco a costa se desplazar a gente que se lo ha currado y lo merece. y ahora lo ha vuelto a hacer, si cabe, con más fuerza. "Lo mejor de Cs ya se vino conmigo y ahora si tienen conversaciones a nivel nacional, yo ahí no tengo nada que opinar", dijo la presidenta madrileña hace un par de días a modo de sentencia de muerte de Villacís.
Feijóo respeta la decisión de Ayuso aunque es probable que la suya hubiera sido otra. Sin embargo la responsable de lo que se hace en Madrid es la presidenta madrileña. El gallego, que sabe lo que es recibir interferencias desde la calle Génova, en vez de enfrentarse se sube a ese tren victorioso en Madrid, del mismo modo que aprovecha la corriente a favor que ha creado Moreno en Andalucía. Para llegar a la orilla, a la Moncloa, es más fácil navegar empujado por la ola que remar en contra. Si otros lo hubieran entendido así, igual Feijóo estaba todavía en Galicia.