La deserción en cadena de pedristas pilla a Sánchez a 6.000 kilómetros
La gestora socialista ya tiene un diagnóstico más o menos exacto de la situación y se dispone a diseñar la hoja de ruta que va a neutralizar definitivamente al "molesto" exsecretario general
"Parece que cada vez menos gente viaja con Pedro". De esta forma ironizaba este lunes un diputado del PSOE -susanista, para más señas- bromeando con el hashtag "Yo viajo con Pedro" que Sánchez ha puesto en marcha para su prometida gira por las agrupaciones socialistas. E ironizaba este parlamentario, con gesto agrio, tras conocer el siniestro panorama que el CIS ha dibujado para su partido, sorpassado ya por Podemos y en imparable caída libre hasta el 17% de porcentaje de voto.
Sin embargo, una corriente de optimismo recorre las federaciones rebeldes con Sánchez tras el primer diagnóstico elaborado por la gestora, que si algo esta haciendo una vez facilitada la investidura de Rajoy es tomarse su tiempo. El equipo que dirige Javier Fernández esta comprobando día a día que la "huida hacia adelante" de Sánchez, escenificada en su entrevista con Jordi Évole, tiene un efecto bumerán y le está dejando cada vez más aislado.
Los rebeldes constatan ya una "deserción masiva" entre los más respetados apoyos al exsecretario general, al que algunos acusan en privado de "exceso de protagonismo", de un "incompresible victimismo" y de algunas boutades como su presencia estos días en Washington para respaldar la candidatura de Hillary Clinton. Precisamente cuando el CIS ha oficializado su endiablado legado al frente del partido.
En el primer escalón donde se están produciendo notables demarques es entre los diputados díscolos que en los últimos días están trasladando a la gestora una clara señal: bandera blanca y compromiso de mirar hacia adelante sumándose a la mayoría. "Hay que pasar página y no mirar hacia atrás", decía este lunes gráficamente Susana Sumelzo, una de las leales al "no es no". Sin embargo, muchos de esos diputados no comprenden las decisiones que Sánchez ha adoptado tras renunciar a su escaño, decisiones que en todo caso no ha consultado a sus próximos en el Congreso.
Los dirigentes de la gestora -que han sido denunciados este lunes en un juzgado por un grupo de militantes- han constatado la segunda deserción del pedrismo en las federaciones territoriales. El encuentro que Sánchez convocó el pasado jueves en un hotel de Madrid para preparar con los suyos su contraataque -desvelado por El País- se saldó con un sonoro fracaso. No acudieron ni Patxi López, que ya vuela en solitario, ni representantes de peso de los socialistas catalanes, vascos, madrileños y gallegos.
"Tiempo y sosiego": la hoja de ruta de Fernández
Mientras Sánchez sigue con su huida hacia adelante, Javier Fernández tiene ya una hoja de ruta para "reinventar" el PSOE. El CIS ha sido el último documento de muchos que han llegado a Ferraz y que avalan la estrategia diseñada por el presidente asturiano. "Nada de calmantes, el enfermo necesita terapia de choque y mucho, mucho tiempo de reposo", aseguran a ESdiario fuentes socialistas próximas a la actual dirección provisional.
Los próximos pasos de la gestora se están ultimando en consenso con los barones con mayor poder orgánico. El próximo lunes convocará un Comité Federal, en diciembre, para aprobar un calendario "a largo plazo" para primarias y congreso. Pero dado el estado "agónico" del partido, Fernández estudia una idea sugerida por muchos: una Conferencia Política en primavera que abra el PSOE a los movimientos sociales para nutrir a los dirigentes socialistas de nueva munición ideológica y estratégica para el 39 Congreso Federal, que podría acabar ubicado a finales de septiembre.
Con este calendario, los susanistas darían por desactivado al pedrismo y por cosido definitivamente el desgarro del Comité Federal del 1 de octubre. Fernández cuenta con otro balón de oxígeno, sin Sánchez en el Congreso sus fieles aterrizarán poco a poco en las tesis oficiales.
Y, además, la gestora cuenta con salir airosa del primer envite: el debate de Presupuestos. Los socialistas esperan, y trabajan para ello entre bambalinas, que Rajoy saque sus cuentas con el apoyo del PNV.