Sánchez enfría expectativas pero anuncia una negociación "sin prisas ni plazos"
El presidente choca con un Aragonés inamovible en sus posiciones y constata que las posiciones están "muy alejadas". Pero PSOE y ERC se conjuran para mantener su alianza blindada.
Por fin llegó la cita de la que puede depender la legislatura. Después de una víspera marcada por la trifulca entre Esquerra y Junts, al filo de las 3 de la tarde Pedro Sánchez ha vuelto a cruzar el umbral del Palau de la Generalitat, como hizo hace ahora dos años para cumplimentar al entonces presidente catalán Quim Torra.
Este miércoles, sin embargo, su anfitrión era un dirigente de Esquerra, Pere Aragonés, con el que el inquilino de La Moncloa se ha reunido cara a cara en solitario y de forma previa al arranque oficial de los trabajos de las dos delegaciones, la del Gobierno y la de la Generalitat.
Tras la reunión que se ha prolongado casi dos horas y después, poco antes del comienzo de la mesa bilateral, Sánchez y Aragonés han comparecido ante los informadores brevemente por separado tras posar en la foto de familia con todos los participantes.
Según ha explicado el presidente, hay "voluntad" para "buscar soluciones basadas en el respeto y el acuerdo". "Hemos constatado que seguimos manteniendo posiciones muy distintas y radicalmente alejadas, pero hemos coincidido en que la mesa de diálogo es la mejor forma", ha dicho, tras revelar que ha acordado con Aragonés negociar "sin prisa, sin pausa y sin plazos". "Lo importante es avanzar sin poner fechas", ha remachado.
La foto de familia de la mesa bilateral del Gobierno con la Generalitat.
El líder del PSOE ha instado a la Generalitat a "prorizar" la lucha contra la pandemia, aferrándose a los fondos europeos para apelar a su ya conocida "agenda para el reencuentro". "El clima en Cataluña es mucho mejor hoy que hace un año. Es nuestra voluntad que en un año sea mejor que el de hoy", ha enfatizado. Aunque ha reconocido que Aragonés le ha trasladado que sus prioridades son "referéndum y amnistía". Una roca que sigue inamovible.
Sobre la polémica con la inversión en El Prat, Sánchez ha justificado su retirada por que la posición de la Generalitat "no está madura". Y no ha querido ahondar en la guerra total entre Esquerra y Junts. Tampoco en cuál sería el formato final si se acaba produciendo un acuerdo aunque no ha cerrado la puerta taxativa y públicamente a un referéndum en Cataluña.
Aragonés, por su parte, también ha asegurado que la mesa de diálogo entre gobiernos es el instrumento para solventar el "conflicto político" y no le pone plazos a la mesa aunque tendrá "reuniones periódicas y discretas".
Tras la cumbre entre ambos presidentes, se ha iniciado la bilateral entre las delegaciones de Moncloa y la Generalitat. Por parte del Gobierno, asisten a la mesa el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, encargado de coordinar los trabajos; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz ,en representación del sector Podemos; la portavoz y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y el de Cultura, Miquel Iceta.
Mientras, la delegación catalana está compuesta por Aragonès y los consejeros de ERC Laura Vilagrà y Roger Torrent, después de que el presidente catalán dejara fuera a Junts de la mesa al rechazar su propuesta de nombres.
Con Trapero de testigo
Aragonés ha recibido a Sánchez a las puertas del Palau de la Generalitat. Previamente, a su llegada a la Plaza de Sant Jaume, el presidente del Gobierno ha sido cumplimentado con honores por el major de los Mossos, Josep Lluís Trapero.
De este modo, Aragonés estaba ya esperándole en el interior del Palacio, donde se han saludado con el gesto de la mano en el pecho, y han pasado revista a la guardia de gala de la Policía Autonómica en el Patio de los Carruajes. Tras ello, han mantenido una breve charla durante unos minutos y han posado ante los fotógrafos.