La placa de un falangista provoca otra chapuza de Carmena
El arrebato de la responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid olvidó las vinculaciones de una de las placas con una entidad decisiva para los comienzos del sindicato.
La ignorancia sectaria de la que ha hecho gala el Ayuntamiento de Manuela Carmena a través de su responsable Celia Mayer va camino de ser de proporciones épicas, como ha puesto de relieve el concejal popular Pedro Corral.
Y es que además de la placa que recuerda a los ocho carmelitas fusilados en Carabanchel Bajo está otro asunto menos conocido: el de la dedicada al falangista José García Vara en la calle Arrieta, 4, cerca de la Plaza de Ópera.
Hasta el Partido Popular ha pedido la reposición de la placa por una cuestión cronológica: García Vara fue asesinado el 2 abril de 1935, antes del estallido de la Guerra Civil, por lo que su vinculación con el franquismo es nula.
Pero pesan otras circunstancias sobre el asunto que la cátedra de Memoria Histórica concedida a dedo por Mayer no ha tenido en cuenta.
Un muerto procedente de UGT
Para empezar, el propio carácter del asesinato. García Vara fue uno de los fundadores de la Central Obrera Nacional Sindicalista (CONS) junto a Manuel Mateo, antiguo secretario de Organización y miembro del Comité Central del PCE.
Panadero y propietario de una tahona, militaba en la Unión General de Trabajadores (UGT), donde gozaba de gran predicamento, antes de entrar en las filas falangistas.
Su asesinato tuvo lugar en una emboscada en la citada calle después de una reunión del sindicato vinculado al partido de José Antonio Primo de Rivera.
Honrado por fundadores de CCOO
El franquismo no honró la memoria de García Vara. Para eso hubo que esperar hasta 1965 con la iniciativa de una entidad como el Centro Social Manuel Mateo, cuya sede en la calle Vergara sirvió como cobertura a las nacientes Comisiones Obreras.
Por allí pasaron dirigentes como Marcelino Camacho o Julián Ariza, que hicieron del centro su cuartel general gracias a los oficios de su secretario, José Hernando, un "falangista crítico".
Hasta el sindicato reconoce en sus publicaciones que dicho centro fue decisivo en la andadura de CCOO, tal y como señala una publicación conmemorativa del nacimiento del Sindicato del Metal:
"Durante casi un año, entre marzo de 1965 y febrero de 1966, el Manuel Mateo se convirtió en un centro neurálgico de la extensión de las Comisiones Obreras del Metal a numerosas empresas y de la aparición de comisiones similares en otras ramas (...) El local de la calle Vergara se abarrotaba y a veces la gente se agolpaba en las escaleras o en la calle".
Curiosamente, la placa en memoria de García Vara fue colocada en abril de 1965, cuando las reuniones de CCOO ya habían comenzado. La vinculación del centro con Comisiones fue causa de su cierre por parte de las autoridades.
Falangistas en Comisiones
El propio sindicato es el primero en reconocer que en su creación contaron con falangistas disidentes con el Régimen como los hermanos Emilio y Serafín Reboul, vocales de Manufacturas Eléctricas Madrileñas y que, en el caso del primero, incluso estuvo como voluntario en la División Azul en Rusia.
Otro de los pilares en el desarrollo de CCOO fue Matorras, un trabajador de Marconi hijo del militante comunista -pasado a Falange- Enrique Matorras, asesinado en las sacas de la Cárcel Modelo al principio de la guerra.