Salmorejo cordobés, la receta de la abuela
Con la llegada del calor el salmorejo entra en el ranking de los platos más consumidos en el país
Si estás buscando una buena receta de salmorejo cordobés debes quedarte aquí. La crema fría más representativa de la cocina cordobesa nace de un majado de miga de pan con ajo, tomate, aceite de oliva y sal.
Se presenta como un delicioso primer plato y su sabor y textura son difícilmente sustituibles. El salmorejo siempre es y será salmorejo. Una receta sin versiones, auténtica y amada por muchos.
Para que te sepa mejor, debes prepararlo con tiempo y servirlo bien frío con su huevo cocido y su buen jamón ibérico o serrano.
Las virtudes del salmorejo para la salud
El rojo tomate nos ofrece una extensa fuente de antioxidantes, vitaminas y minerales, protegiéndonos de enfermedades cardiovasculares. Gracias a su efecto diurético ayuda a expulsar las toxinas de nuestro cuerpo. Considerado una de las hortalizas más consumidas en el mundo, se encarga de reducir el ácido úrico y el colesterol.
Del ajo muchas virtudes habría que destacar. Excelente antiinflamatorio, vasodilatador y depurador (perfecto para estos días de calor) Incrementa las defensas de nuestro cuerpo, protege las arterías y nuestro corazón reduciendo el colesterol. Antibiótico natural, es una mágica medicina para nuestro organismo.
El aceite de oliva, nuestro oro liquido, es el colofón final a esta deliciosa receta de salmorejo. Este zumo oleoso de aceituna, es el diamante de nuestra dieta mediterránea. Mejora la absorción del calcio, y la función digestiva, regula los niveles de colesterol en sangre y tomado en ayunas previene el estreñimiento. Su alto contenido en sustancias antioxidantes, disminuye el envejecimiento de la membrana celular.
Indiscutiblemente las propiedades del aceite de oliva son altamente beneficiosas.
Ahora, busca un tazón bien grande y sírvete.
Ingredientes para 4 personas
1k y ½ de tomates rojos maduros
150 gramos de pan
1 diente de ajo
2 huevos cocidos
jamón ibérico
150 ml de aceite de oliva
vinagre de vino blanco
sal
Elaboración
1.- Lava los tomates, hazles una cruz en la piel con la punta de un cuchillo y sumérgelos de uno en uno en agua hirviendo durante 30 segundos.
2.- Sácalos, y rápidamente ponlos en agua helada. Con este cambio de temperatura la piel se contrae y puedes pelarlos sin dificultad.
3.- Córtalos en gajos y ponlos en un recipiente junto al pan cortado en cubos.
4.- Añade el ajo partido laminado, el vinagre, una cucharadita pequeña de sal para que el tomate sude y empiecen a soltar todo su jugo y por último 3 cucharadas de aceite de oliva.
Dejamos macerar 20 minutos.
5.- Con ayuda de un batidor de mano tritura hasta conseguir una suave crema. Durante todo el proceso de triturado vierte el aceite de oliva en forma de hilo, para que emulsione correctamente y quede una suave, y homogénea crema.
Deja enfriar durante un par de horas en el frigorífico y presenta con el huevo y el jamón.
¡El clásico que nunca pasará de moda!