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El castrismo tendió una encerrona al Rey Juan Carlos en el funeral de Fidel

La polémica suscitada por la presencia del Rey emérito en la Plaza de la Revolución de La Habana podría haber sido mucho mayor si el régimen cubano se hubiera salido con la suya.

Raúl Castro saluda a los cubanos en la Plaza de la Revolución.

Raúl Castro saluda a los cubanos en la Plaza de la Revolución.

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En la Plaza de la Revolución de La Habana millares de cubanos rozaron el éxtasis cuando Raúl Castro gritó: "¡Hasta la victoria siempre!". Era el broche a un acto a mayor gloria del fallecido Fidel y de su revolución que este martes congregó a mandatarios de medio mundo.

Aun este miércoles colea la polémica suscitada por la presencia de Don Juan Carlos encabezando la exigua delegación española, de la que no ha formado parte el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis.

Pese a las críticas de Podemos y de Ciudadanos, el Gobierno ha defendido en público y en privado la idoneidad de enviar al Rey emérito. Lo que La Moncloa no ha contado es que, entre bambalinas, evitaron una encerrona a Don Juan Carlos que sí habría supuesto verdaderamente una polémica nacional.

Según ha sabido ESdiario de fuentes diplomáticas, el régimen cubano ofreció a España la posibilidad de que el Rey emérito tomara la palabra en el multitudinario acto de despedida al dictador, al que le unía una buena relación personal.

Para el castrismo habría sido un gran golpe de efecto retransmitido al mundo. Entre otras cosas porque el único mandatario de primer nivel la UE que se había prestado a hablar en el homenaje era el griego Alexis Tsipras.

Pero el Gobierno de Mariano Rajoy se vio venir la envolvente y rechazó la sola idea de que Don Juan Carlos tomara la palabra.

Y menos mal, porque de otra forma habría compartido atril con un elenco de mandatarios controvertido, cuanto menos. Desde el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al emir padre de Qatar, Hamad bin Jalifa Al Thani; pasando por el presidente de Bolivia, Evo Morales; el de Ecuador, Rafael Correa; el de Nicaragua, Daniel Ortega; el de México, Enrique Peña Nieto; el de El Salvador, Salvador Sánchez; el vicepresidente de China, Li Yuanchao; la presidenta de la Asamblea Nacional de Vietnam, Nguyen Thi Kim Ngan; el presidente de la Duma de Rusia, Vyacheslav V. Volodin; el vicepresidente de Irán, Majid Ansari; el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras; el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma; el de Namibia, Hage Geingob; el presidente del Parlamento de Argelia, Abdelkader Bensalah; y el enviado de la República de Bielorrusia, Viktor Sheiman.

En esa Plaza de la Revolución los intervinientes alabaron sin medida la figura de Fidel Castro. "Un gigante de la lucha por la liberación nacional", en palabras del qatarí Hamad bin Jalifa Al Thani; un mandatario que puso a Cuba en el mapa del mundo luchando contra la codicia del imperio", según el boliviano Evo Morales. Alguien que "brindó su vida a los esfuerzos por defender los derechos de los oprimidos y la lucha contra el colonialismo", añadió el iraní Majid Ansari.

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