Assange enmudece al saber que puede acabar detenido por malmeter contra España
El Gobierno de Ecuador, en cuya embajada en Londres se encuentra refugiado el fundador de Wikileaks desde hace cinco años, le ha dado un toque de atención. Y parece que ha surtido efecto.
El Gobierno ecuatoriano ha llamado a capítulo a Julian Assange, que vive refugiado en su embajada de Londres desde hace más de cinco años.
El gabinete de Lenín Moreno le ha recordado al fundador de Wikileaks que como asilado tiene la "obligación" de no realizar declaraciones que puedan perjudicar las relaciones internacionales de Ecuador.
Ello en alusión a sus últimas y reiteradas declaraciones sobre el desafío independentista en Cataluña. Que, además, la Fiscalía considera que no son "espontáneas" sino previo pago de la Generalitat, aunque el abogado de Assange niega este extremo.
El Ministerio de Exteriores ecuatoriano se ha desmarcado en un comunicado del apoyo dado por Assange a la causa independentista y ha subrayado que tales declaraciones "no representan la posición del Estado ecuatoriano".
En este sentido, ha reiterado su defensa del "respeto a la integridad territorial, soberanía e independencia de los Estados" y del derecho de todos los países de resolver sus diferencias "sin injerencias extranjeros".
Según la nota del Ministerio, "el señor Assange se ha comprometido formalmente a observar una conducta que sea compatible con la voluntad del Estado ecuatoriano", algo que ya le había pedido públicamente en septiembre el presidente ecuatoriano.
De lo contrario Quito podría pensarse revocar su su "compromiso" con el asilo concedido hace más de cinco años a Assange, aunque de momento ello no está en los planes del presidente Moreno.
Parece que el fundador de Wikileaks se ha tomado en serio la advertencia, dado que él sabe que si abandona la embajada la Policía británica le detendrá. Así que en su cuenta de Twitter está mucho más contenido los últimos días.
El Gobierno español, por su parte, ha expresado en varias ocasiones a las autoridades ecuatorianas su preocupación por las actividades a favor del secesionismo catalán por parte del ciberactivista y ha pedido su ayuda para que no se reproduzcan.
La última vez que se contactó con las autoridades ecuatorianas fue con motivo del encuentro entre Assange y el editor Oriol Soler, colaborador de Carles Puigdemont, que se reunió con el fundador de Wikileaks el pasado 9 de noviembre.