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Un historiador francés cuenta cómo habría tratado Francia a los independentistas

Benoît Pellistrandi alerta en un libro apadrinado por Josep Borrell de la ruina en la que quedaría sumida una Cataluña independiente y desmonta las falsedades del huido de Waterloo.

El escritor francés Benoit Pellistrandi.

Publicado por
Israel García-Juez

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Aunque no se lo crean, hay gente que fuera de nuestras fronteras trata de combatir el veneno "indepe" que día sí y otro también, vierten en medios de comunicación, en foros políticos y allá donde les quieren escuchar el relato victimista del procés.

Tan es así que, un día después de San Jordi, les hablo de un libro que ni siquiera está traducido al castellano a pesar de que su autor, el historiador Benoît Pellistrandi, ha pasado media vida aquí y habla con fluidez el castellano.

Se trata de un historiador francés, amante de nuestro país, que con el sugerente título Le Laberynthe Catalan, L´explosion (todo en gabacho suena mejor) desmonta todo el falso relato que se cuenta desde Waterloo y aledaños; consiguiendo que algunos senadores franceses despistados firmen cosas con el argumento (el autor dixit) de que un amigo le pidió firmar un manifiesto a favor de Cataluña que ni siquiera se había leído.

Benoît alerta sobre el peligro que este movimiento identitario, más propio del siglo XIX, es un mal que puede afectar a toda Europa y que lo único que consigue es ruina en lo social, económico y político. De hecho, ironizó sobre cómo la República francesa hubiera atajado de raíz una sublevación como la que se produjo el 1 de octubre.

Afirmó con tristeza que ahora mismo no sabe lo que es Cataluña, pues se divide entre amigos y enemigos, y que se trata de una obra elaborada para que los vecinos franceses, muchos de ellos desconocedores de la realidad catalana, no se traguen las mentiras de la propaganda independentista.

Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, acudió a la presentación de este libro para afirmar que toda ayuda es poca cuando tienes enemigos de España que difunden todo tipo de falsedades por tierra, mar y aire.

Los receptores de estos infundios, a pesar de ser personas que por su cargo deberían estar mejor informadas, no lo están y digieren con alegría los cuentos que les cuentan. Como por ejemplo que España es una democracia de baja calidad, en la que no les dejan votar, que carecen de autogobierno y que son reprimidos por las fuerzas españolas.

Borrell estableció un paralelismo entre el Brexit y el procés para mostrar cómo hay quienes creen que Bruselas les roba, que solos estarían mejor y que todos los problemas vienen de Europa. Una solución tan mágica como irreal que es un calco de lo que el movimiento independentista dice de España.

Para que no crean que se exagera desde los medios, el acto estuvo respaldado por Sociedad Civil Catalana. Un grupo de valientes que tratan de combatir la corriente de pensamiento principal que convierte en malos catalanes a todos aquellos que no se quieren independizar. Por ello piden ayuda, también económica, pues su enemigo cuenta con todos los recursos de la Generalitat englobados en el famoso plan que hace más de 30 años trazó Jordi Pujol para separar a Cataluña de España.

El presentador del acto fue el siempre incisivo Miguel Ángel Aguilar, que glosó la claridad cartesiana del libro, por lo que recomienda hacerlo llegar a todas las prisiones como manual de obligada lectura.

Al acto acudieron insignes socialistas que parecen no comulgar con la- vamos a decir- equidistancia que Pedro Sánchez refleja con todo esto. Entre ellos estaban grandes europeístas del PSOE como son Javier Solana y Joaquín Almunia, que no tuvieron reparo en sentarse al lado del exministro popular Iñigo Méndez de Vigo, pues en esta materia todos los españoles debemos estar unidos.

Me sorprendió la aparición estelar, cuando el acto llevaba ya un rato, de la periodista Anna Grau, que portaba una vistosa gorra para evitar ser reconocida por sus miles de fans que se desplazan por las calles madrileñas.

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