Sánchez cambia de idea con el Open Arms y a Kichi se le vira en contra su gesto
Tras entrar en aguas italianas, España se muestra dispuesta a participar en un reparto "equilibrado" de los 147 migrantes del buque humanitario. Al alcalde Podemita su hipocresía le delata.
Con la llegada del Open Arms a aguas italianas, reaccionó el Gobierno de Pedro Sánchez. A través de un comunicado a los medios de comunicación, afirmó estar dispuesto a "participar en un reparto equilibrado de los migrantes alojados en el barco" pero siempre y cuando ese trabajo sea "una solución común europea, ordenada y solidaria".
Tras permitir la Justicia italiana la entrada del buque con más de un centenar de inmigrantes a bordo en sus aguas en la tarde del miércoles, el Gobierno español ha mostró "dispuesto a participar en un reparto equilibrado de los migrantes" tal y como trasladó a la Comisión Europea y al resto de países de la Unión Europea.
Para el PP, en palabras de su portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, lo que está haciendo Pedro Sánchez es "demagogia profundamente inhumana" con el Open Arms pues hace un año, recién llegado a la Moncloa, defendía lo contrario de lo que ahora aplica y añadió que "el buenismo puede ser cruel".
Cruel y un arma de doble filo como le han recordado en redes en las últimas horas al alcalde podemita de Cádiz, José María González Kichi, tras enviar una carta al presidente del Gobierno ofreciendo su ciudad para acoger la llegada del Open Arms porque "no podemos permanecer impasibles ante esta situación límite que viven más de 150 personas".
Algo que Carlos Ríos, Coordinador Nacional de Nación Andaluza, no ha querido dejar pasar sin dejar de destacar la hipocresía del tal gesto. En un hilo de Twitter recuerda que Kichi ofrece el puerto de Cádiz para acoger el Open Arms, barco en el que muy probablemente hay migrantes yemeníes que huyen del conflicto en su país.
En dicho conflicto,argumenta, Arabia Saudí está liderando la Coalición árabe, uno de los contendientes desde 2015 pero en 2016, Kichi apoyó la construcción de fragatas en astilleros gaditanos para Arabia Saudí. Su conclusión es que "la ética del reformismo se limita a puros ejercicios de hipocresía".