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La consolidación de la “4ª transformación” y sus efectos nefastos para México

Claudia Shienbaum gana las elecciones y ahora habrá que ver si tiene la personalidad suficiente para bajar la retórica populista de López Obrador y gobernar para todos los mexicanos.

La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

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Luis Blanco

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El pasado 2 de junio seguramente pasará a la historia de México. Por primera vez, el país ha elegido a una mujer como jefa de Estado y Gobierno, un hecho simbólico, ya que no se debe obviar que es un país que todavía tiene un largo camino que recorrer en la lucha contra las desigualdades sociales y de género. Mientras la prensa internacional celebra este dato, no podemos ignorar que las elecciones del pasado domingo aportan elementos de preocupación sobre el futuro de la democracia mexicana y de las relaciones entre México y Europa.

La aplastante victoria de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum ante la candidata opositora Xóchitl Gálvez es una indudable demostración de fuerza del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador y de su “cuarta transformación”. Sin embargo, también desvela el peligro del populismo asistencialista de izquierdas para la salud democrática de nuestros países.

Durante los últimos días, he tenido el honor de integrar una delegación de observación electoral conjunta de la Internacional Demócrata de Centro (IDC) y de la Organización Democristiana de las Américas (ODCA) a estos comicios en México. Inmediatamente, al aterrizar en el aeropuerto de la capital mexicana, nuestra delegación se encontró con la noticia del asesinato de José Alfredo Cabrera, candidato de la coalición de oposición al municipio de Coyuca de Benítez, en el estado de Guerrero.

Este nuevo asesinato de un candidato, al que se añadió un día más tarde el asesinato de Jorge Huerta Cabrera, candidato a regidor del Partido Verde Ecologista de México en el estado de Puebla, demuestra el alto nivel de violencia de un proceso electoral durante el cual más de 40 candidatos han perdido sus vidas y más de 2000 han renunciado a sus candidaturas debido al acoso y a las presiones sufridas por las mafias del narcotráfico.

Si bien es cierto que el narcotráfico ha jugado un rol fundamental en la elaboración de las listas electorales en varios estados de la república mexicana, también se debe destacar la utilización masiva del aparato del Estado por parte del oficialismo, la cual ha condicionado el voto de gran parte del electorado e indudablemente ha afectado de manera muy negativa a la igualdad de competencia entre las diferentes fuerzas políticas.

Mientras la oposición todavía considera si solicitará o no la impugnación de los comicios, se ha podido constatar que el proceso electoral ha estado plagado de irregularidades cometidas por el bloque oficialista. Un año antes de los comicios -y en violación de las leyes electorales- MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) ya anunciaba sus candidatos y ya en diciembre de 2023 se publicaban encuestas que buscaban diseminar y consolidar la percepción de que el partido de gobierno ganaría las elecciones.

Los expertos electorales consultados durante la misión de observación apuntaban a graves problemas metodológicos en la elaboración de las encuestas que se han publicado durante todo el periodo electoral tanto por la dificultad en la colecta de datos en zonas controladas por el narcotráfico como por la falta de independencia de muchos de los encuestadores.

Otro factor a tener en cuenta son las “conferencias de prensa” del Presidente de la República. Estas ponencias diarias del presidente López Obrador inspiradas en el castrochavismo han sido una herramienta ilegal y nefasta del aparato de comunicación del Estado para distracción, desinformación y propaganda, configurándose como una violación constante del principio constitucional de neutralidad durante el proceso electoral, que ha atentado contra el derecho al voto libre, informado y razonado de los ciudadanos mexicanos.

El aparato de propaganda y desinformación del gobierno también se ha servido de los más de 20.000 “servidores de la nación”, funcionarios del gobierno desplegados por todo el territorio mexicano con el mandato de comunicar el mensaje de que, si la candidata del oficialismo perdiese las elecciones presidenciales, los más de 28 millones de ciudadanos receptores de ayudas sociales verían cortados sus beneficios.

Ante tal escenario es imposible afirmar que el proceso electoral mexicano haya sido libre y justo. Afortunadamente la jornada electoral ha transcurrido de forma pacífica y la participación de un 60% del electorado le aporta suficiente legitimidad a los resultados. Sin embargo, la victoria aplastante del oficialismo, que posiblemente tendrá a partir de octubre una mayoría de diputados y senadores suficiente para cambiar la Constitución, restar poderes al poder judicial, y, en última instancia, hacer todo lo que le de la gana, es muy preocupante para el futuro de la democracia en México y en América Latina.

Quiero destacar la presencia en México durante la jornada electoral de varios actores de renombre de la izquierda populista como Evo Morales y Aníbal Fernandez, representantes del Grupo de Puebla que venían a arropar a la candidata oficialista y demostrar la unidad de un proyecto político latinoamericano que notoriamente busca consolidar el poder de la izquierda en América Latina a través del paulatino deterioro de las instituciones democráticas, sirviéndose de conceptos como el lawfare que tan a menudo escuchamos en el discurso de la izquierda española y de los partidos independentistas.

En lo que respecta al futuro de las relaciones entre México y España y también con Europa, queda por ver cuál será la postura de la nueva presidenta. Recordemos la carta enviada por el presidente saliente López Obrador a su majestad Felipe VI al principio de su mandato en la cual requería al Estado Español disculpas por la conquista española siglos atrás, una demanda que se ha vuelto a escuchar durante la campaña electoral. Todo indica que, por su personalidad y perfil político, Claudia Shienbaum podría bajar el tono de estas provocaciones innecesarias al Estado Español, pero sin embargo queda por ver si buscará potenciar las relaciones con España y el continente europeo.

La importancia de la relación México-Europa

La Unión Europea es el tercer socio comercial de México y la importancia de las relaciones comerciales entre ambos es vital para ambos. Pero también es verdad que la prioridad para México es el comercio con Estados Unidos y China. En 2008 México y la Unión Europea establecieron una asociación estratégica, la cual, lamentablemente, no se ha plasmado aún en una mayor convergencia en términos de dialogo político, especialmente durante el gobierno de López Obrador.

En mayo de 2016, durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, se aprobó el mandato de negociación del acuerdo de modernización de las relaciones comerciales entre México y la UE. Se espera que, tras los comicios mexicanos y las elecciones europeas, tras 8 años de negociaciones, por fin se podría concluir este proceso, que se ha visto ralentizado durante el último sexenio.

Asimismo, proyectos en el marco del Global Gateway tienen el potencial de promover un acercamiento entre Unión Europea y México. Sin embargo, ante el posible debilitamiento democrático que podría resultar de la profundización de la “cuarta transformación”, con cambios constitucionales que podrían afectar al equilibrio entre los tres poderes, la libertad de prensa, y los derechos políticos de la oposición, es probable que las tensiones entre el gobierno de México y la Unión Europea se intensifiquen.

Cabe aguardar y observar si Claudia Shienbaum de hecho, y como muchos esperan, representará el continuismo total y profundización del proyecto iniciado por López Obrador, o si tendrá las ganas, el coraje y la autonomía para bajar la retórica populista y gobernar para todos los mexicanos como ha indicado en su discurso de victoria. Sea como fuere, ante un es escenario en el que el poder de MORENA será casi total, el pronóstico es de importantes desafíos para la democracia mexicana y por ende para las relaciones con Europa.

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