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La moda rojigualda 'felipista'

Felipe VI saluda a la gente a su llegada a un acto en León.

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El homenaje por el décimo aniversario de la proclamación del Rey y la Eurocopa de fútbol han disparado las ventas de banderas de España y los fabricantes y vendedores están al límite. La rojigualda está de moda. El 'felipismo', el de Felipe VI, también. El apoyo a la Corona ha crecido notablemente estos años con don Felipe en la Zarzuela tras la abdicación de su padre Juan Carlos I.

A decir verdad, en 2014, cuando don Felipe juró en el Congreso de los Diputados como nuevo jefe de Estado, las cosas estaban en un punto de agitación antimonárquica que las ramas no permitían ver el sol. Era más fácil atisbar el final monárquico que su continuidad. La profesionalidad, la seriedad, los aires de renovación y la templanza de este Borbón han permitido estos años que la visión que muchos en el país tenían sobre la Familia Real haya dado un giro muy importante. La irrupción, además, de la Princesa Leonor, tras su mayoría de edad, ha sido una entrada de sana frescura que refuerza la imagen seria, aunque moderna y transparente, impulsada desde la Casa del Rey.

Don Felipe, su trayectoria sin vaivenes ni chalaneos públicos, sin casarse con nadie -ni siquiera con su propia familia- todavía destacan más en un periodo político inestable en el que España ha visto como crecían la crispación, el frentismo entre siglas y, sobre todo, los ataques imprudentes a las instituciones que sustentan nuestro Estado. Felipe VI ha sido capaz de alejarse del ruido partidista para buscar ser el líder cercano y querido de la gente que le aclama allá por donde va. A.M.BEAUMONT

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