La revolución de las pantallas llega a los coches

Es un hecho, que cada vez la tecnología está más presente en nuestras vidas. Desde los teléfonos inteligentes a las tablets, pasando por las ya casi tradicionales televisiones, las pantallas se han hecho un hueco en nuestra vida, tanto para el ámbito personal como para el profesional. Actualmente, es casi imposible vivir sin una aparato electrónico cerca.

Los vehículos no han sido ajenos a este cambio. Uno de los elementos que ha entrado con más fuerza en el mundo de la automoción en los últimos años han sido las pantallas, que dan una nueva dimensión a cada uno de los automóviles del mercado. Desde darnos datos acerca del propio vehículo, nos informan del estado de la carretera, nos guían a nuestro destino a través del GPS, nos entretienen con sus utilidades y hacen, en definitiva, la experiencia de la conducción algo más completo, divertido y funcionañ. Es por esto, que han ganado peso en todos los modelos de cualquier marca.

La irrupción de las pantallas ha revolucionado la manera como se desarrolla el interior de un coche. Ahora todo depende de ellas, hasta el punto de que “primero la proyectamos y luego todo lo demás”. Lo explica Jaume Sala, responsable de Diseño Interior de Seat, que también afirma que “antes diseñábamos el interior del coche y al final mirábamos dónde nos cabía la pantalla”. Ahora, en cambio, “todo gira a su alrededor”.

Seat cuenta con más diseñadores de pantallas que del exterior, por la creciente importancia de la conectividad en el mundo del automóvil. A finales de año habrá en la compañía 30 personas trabajando en el UX Design, el área que se encarga de las pantallas. Unos asumen la interfaz, otros se encargan de las aplicaciones como en cualquier otro dispositivo de conectividad y, finalmente, un tercer grupo se centra en la simulación, o lo que es lo mismo, en las animaciones y cómo quedan integradas en este dispositivo.

El diseño de una pantalla de coche es un trabajo laborioso que requiere de un año y medio y 1.000 bocetos. En la marca española, todas tienen una característica en común: se sitúan a la altura de los ojos y orientadas hacia el conductor. La última en llegar, la del nuevo León, mide ocho pulgadas -unos 20 centímetros-, el equivalente a una tablet. Para este nuevo modelo se han diseñado 3.000 iconos y pictogramas. Mucho trabajo para que las pantallas sigan siendo un elemento sobre el que gravita la composición de los coches.

En los últimos 15 años la evolución ha sido “increíble”. Hemos pasado, explica Sala, de “una simple radio que nos podíamos llevar a casa a un auténtico ordenador instalado en el interior del coche” capaz de ofrecer los mismos contenidos de otros dispositivos, como una tablet. Y esto es, precisamente, lo que el cliente actual demanda.