¿Cómo serán los coches del futuro?
La industria del motor apunta en cuatro principales direcciones para el futuro en los próximos 15 años: la conducción autónoma, la conectividad, la electricidad y el diseño inteligente.
Los fabricantes y las compañías externas, como Google o Apple, que trabajan conjuntamente en las tecnologías que posteriormente incorporan los vehículos, apuntan a que los coches irán cambiando progresivamente a lo largo de los cinco, diez y quince próximos años en las citadas direcciones. Los fabricantes y compañías de componentes electrónicos apuntan al año 2019 para empezar a comercializar los vehículos completamente autónomos. En 2020 se estima que se habrán vendido ya 10 millones de coches. Y en 2030 más del 15% de los vehículos podrían ser autónomos.
El objetivo es una conducción más segura (el error humano está presente en el 90% de los accidentes) y más eficiente (un tráfico más fluido y descongestionado). En base a esto, la consultora KPMG estima que la reducción de mortalidad en carretera será tan evidente que las leyes no tendrán más remedio que adaptarse antes de 2030.
En cuanto a conectividad, seguridad y entretenimiento, se estima que en el año 2022 existirán 700 millones de coches conectados en el mundo. Para llevar la experiencia de conducción aún más lejos, los pasajeros podrán conectarse e interactuar con sus marcas favoritas, personalizar sus contenidos, conectarse a una gasolinera o restaurante durante el viaje.
Es la propuesta de OnStar Go, la primera plataforma de movilidad cognitiva en la industria automovilística, fruto de la unión de OnStar e IBM Watson. Además, el coche se convertirá en una sala de entretenimiento online: noticias, música, películas, vídeo juegos, televisión, aplicaciones… serán un estándar en todos los modelos, que dispondrán de conexión 5G. Incluso contenidos propios de las marcas, como valor añadido para sus clientes.
Hoy existen en el mundo 28 macrociudades con más de 10 millones de habitantes; para el año 2050 el 60% de la población mundial vivirá en macrociudades con decenas de millones de habitantes… y sus vehículos. Coches en demanda, hiperconectados, autónomos y eléctricos serán la única solución para que estas gigantescas ciudades inteligentes sean habitables.
De hecho, ya estamos viendo coches capaces de ‘hablar’ con la nube y muy pronto veremos coches interconectados entre sí o con otros sistemas (tecnología Car-to-X), de forma que podrán detectar accidentes o las malas condiciones de la vía incluso a través de la niebla. Además, se incorporarán otros sistemas como el Intellilux de Opel, que divide cada faro en varios más pequeños, para iluminar el máximo de carretera posible sin deslumbrar a otros usuarios. El vehículo lo selecciona automáticamente a través de una cámara, además de conseguir adaptarse a los ángulos y contar con tecnología LED.
En cuanto a los coches eléctricos y otras alternativas sin motor de combustión, en 2030 serán ya el 50% de los vehículos vendidos, frente al 10% actual (un 3% en España). Sin embargo, la autonomía de los motores eléctricos es aún reducida para viajes de largo recorrido y las baterías capaces de aguantar 500 o 600 kilómetros probablemente serán pesadas, caras o su recarga exigirá mucho tiempo.
El Opel Ampera-e, cuyo lanzamiento está previsto en este año 2017, promete una autonomía de 500 kilómetros. Otra alternativa son los vehículos impulsados por hidrógeno, transformado en electricidad a través de una pila de combustible (fuel cell). Un motor que sólo expulsará vapor de agua a la atmósfera.
Los coches en propiedad también pasarán a mejor vida. Teniendo en cuenta que sólo se utilizan el 4% del tiempo y que el 80% del viario se dedica al automóvil, la norma será compartir coche y pagar una suscripción mensual, un modelo de “Transporte como servicio”, como proponen Lyft y General Motors con su Express Drive Program. Incluso con flotas de coches autónomos en un futuro. Airbus incluso está desarrollando una plataforma de vehículos voladores que funcionen como taxis autónomos. Del proyecto se conoce poco más, salvo su nombre clave: Vahana.
Los diseños también tendrán que ser inteligentes para adaptarse a las nuevas ciudades. Probablemente el vehículo estándar siga teniendo asientos y ruedas, pero quizá en lugar de volante tendrá un joystick y puede que una pantalla sustituya al parabrisas. La fibra de carbono, el aluminio y otros materiales más ligeros y resistentes sustituirán al acero. Llos diseños serán aerodinámicos. La variedad de formas, colores, materiales y propuestas estéticas será tan infinita como la imaginación de los diseñadores de las diferentes marcas
Por último, hay que afrontar con éxito el reto de la Ciberseguridad. Uno de los retos fundamentales a los que se enfrenta la conducción hiperconectada es la ciberseguridad. Los recientes descubrimientos de vulnerabilidades en coches de diversos fabricantes han provocado una toma de conciencia real y generalizada de que un coche conectado es también un coche expuesto.
La clave: evolución constante. Las amenazas potenciales de ciberseguridad en el vehículo afectan tanto a la seguridad de la información y la protección de datos de los conductores, como a la propia seguridad del vehículo. Es esencial, por tanto, diseñar los sistemas multimedia del vehículo de manera que puedan ser actualizados con las medidas de seguridad necesarias, según evolucionen los potenciales riesgos u amenazas.