Toyota reedita el Supra y demuestra que sigue teniendo mucha pasión
El salón de Detroit ha sido el escenario, 17 años después, en el que la marca japonesa ha mostrado el retorno de su modelo más pasional, el Supra. Se inspira en el conceptcar FT-1.
En sus apenas 4,4 metros de largo el nuevo Toyota Supra condensa fuerza y emana dinamismo en cada detalle. Los faros, el splitter delantero confeccionado en fibra de carbono, la doble joroba del techo, los pilotos y el marcado spoiler le otorgan una presencia imponente que se desmarca totalmente del modelo del que deriva, que no es otro que el último BMW Z4, que gracias a un acuerdo entre ambas marcas ha donado su genética para que el deportivo nipón sea una referencia dinámica.
Para lograr el mejor comportamiento deportivo el centro de gravedad se ha rebajado lo máximo posible y la distribución de peso, que parte de los 1.410Kg, es del 50% para cada eje, un dato habitual en BMW. Toyota Gazoo Racing ha aprovechado sin embargo su experiencia en el mundo de la competición para afinar el comportamiento, aunque gracias a la suspensión adaptativa con dos programas de funcionamiento, Normal y Sport, no será un potro de tortura.
A nivel mecánico el Toyota Supra más potente se beneficia del reconocido motor turboalimentado de BMW, con 3,0 litros y seis cilindros en línea, que entrega 340CV y 500Nm. En conjunción con la transmisión automática con convertidor de par de ocho velocidades y levas tras el volante consigue acelerar de 0 a 100 en 4,3 segundos y lograr una velocidad máxima, limitada electrónicamente, de 250 km/h. Habrá otras dos versiones de 4 cilindros, también de origen BMW, turboalimentadas y con 197 y 258CV.
Por supuesto la tracción es trasera. Los frenos vienen firmados por Brembo y para los neumáticos Michelin ha desarrollado unas gomas específicas en medidas de 255/35 R 19 en el tren delantero y de 275/35 R19 en el tren posterior. La dirección es eléctrica, y el circuito de Nürburgring y el trazado francés de Miramas han sido los escenarios de su puesta a punto. Toyota dice que este modelo tiene una rigidez estructural superior a la del Lexus LFA.
En el interior las similitudes con el deportivo alemán llaman la atención, algo que lejos de ser malo permitirá ofrecer mucha calidad. Los mandos, la pantalla del sistema multimedia o el selector del cambio nos recuerdan que este nuevo Toyota Supra es un desarrollo conjunto. La instrumentación es 100% digital y ofrece información muy útil; sobre todo, en conducción deportiva y en circuito, como las fuerzas G o los tiempos por vuelta. Los asientos con reposacabezas integrados auguran una gran sujeción en ese escenario. Lo mejor, que su precio estará por debajo de los 60.000 euros.