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El coche eléctrico busca su sitio frente al de combustión

Aunque el precio inicial de los coches eléctricos sigue siendo un desafío, su mantenimiento simplificado y más económico, con ahorros de hasta un 75%, los convierte en una opción cada vez más atractiva frente a los vehículos de combustión.

Coche eléctricoSOLERA

Publicado por
Ariadna Chust

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La adopción de coches eléctricos sigue siendo un desafío para muchos automovilistas, en gran parte debido a su precio de adquisición, significativamente más alto que el de los vehículos de combustión interna. Aunque el ahorro en energía es una ventaja evidente, especialmente con las fluctuaciones constantes en el precio de la electricidad, la inversión inicial sigue siendo un obstáculo considerable para muchos compradores potenciales. Sin embargo, cuando se analiza el coste total de propiedad, el mantenimiento reducido de los coches eléctricos emerge como un factor económico favorable, que puede equilibrar la balanza a favor de la movilidad sin emisiones.

Mantenimiento simplificado y menos propenso  averías

Uno de los principales argumentos a favor de los coches eléctricos es la simplicidad de su mecánica en comparación con los vehículos de combustión. Los motores eléctricos tienen un diseño mucho más sencillo, con menos piezas móviles y sin las complejidades asociadas a los motores térmicos, que incluyen miles de componentes expuestos a rozamientos y desgaste. En un coche de combustión, piezas como la correa de distribución, el embrague, las bujías, los inyectores y numerosos engranajes requieren un mantenimiento regular para evitar averías costosas. A pesar de los avances en la ingeniería y en la calidad de los lubricantes, el desgaste es inevitable, lo que obliga a los conductores a realizar revisiones periódicas que pueden resultar gravosas a largo plazo.

En contraste, un motor eléctrico, al no tener partes móviles sometidas a las mismas tensiones que un motor de combustión, no requiere de un mantenimiento tan exhaustivo. La transmisión también es más sencilla, con una única marcha conectada directamente a las ruedas, lo que elimina la necesidad de un sistema complejo de cambios y embragues. Aunque la electrónica que gestiona los sistemas del coche eléctrico puede necesitar actualizaciones de software, estas son menos frecuentes y menos costosas que las intervenciones mecánicas en un motor de combustión.

El desafío de las baterías: cuidado y garantias

El componente más costoso y crucial de un coche eléctrico es la batería, que puede representar hasta un tercio del precio total del vehículo. Sin embargo, con el cuidado adecuado, la batería puede tener una vida útil prolongada, lo que reduce significativamente el coste de propiedad a largo plazo. Los fabricantes suelen ofrecer garantías que cubren la capacidad de la batería en torno al 70% durante ocho o diez años, con un kilometraje de entre 160.000 y 200.000 kilómetros. Esto significa que, bajo condiciones normales de uso, la batería debería soportar alrededor de 3.000 ciclos de carga, lo que equivale a casi una carga diaria durante una década.

Para maximizar la vida útil de la batería, se recomienda evitar las cargas rápidas, que pueden someter a las celdas a un estrés innecesario y acelerar su deterioro. En su lugar, las cargas lentas y constantes son preferibles, manteniendo la batería en un rango de utilización entre el 20% y el 80%. Este tipo de mantenimiento preventivo, similar al que se realiza en otros dispositivos electrónicos, como los teléfonos móviles, es fundamental para garantizar el rendimiento óptimo de la batería a lo largo del tiempo.

En caso de que alguna celda de la batería se deteriore, ya no es necesario reemplazar todo el paquete, lo que sería extremadamente costoso. Actualmente, es posible reparar celdas específicas, lo que representa un ahorro significativo. Reemplazar una batería completa puede costar alrededor de 6.000 euros en un coche eléctrico, pero la reparación de celdas individuales puede reducir este coste a unos 3.000 euros.

Elementos comunes y sus diferencias 

Aunque los coches eléctricos requieren menos mantenimiento en términos de motor y transmisión, todavía comparten algunos componentes con los vehículos de combustión que están sujetos a desgaste. Elementos como los neumáticos, frenos, amortiguadores, limpiaparabrisas y la carrocería necesitan atención regular. Sin embargo, debido a que los coches eléctricos suelen ser más eficientes y utilizan sistemas como la frenada regenerativa, que recupera energía y reduce el uso del pedal de freno, estos componentes tienden a desgastarse menos. Por ejemplo, las pastillas de freno en un coche eléctrico tienen una vida útil más larga que en un coche de combustión, ya que el motor eléctrico puede asumir parte de la tarea de frenado.

Por otro lado, los neumáticos de un coche eléctrico pueden desgastarse más rápidamente debido a la entrega instantánea de par motor, que puede ser más agresiva en las ruedas. Esto puede requerir una inversión mayor en neumáticos a lo largo de la vida útil del vehículo.

A pesar de algunos desafíos específicos, el mantenimiento de un coche eléctrico es generalmente más económico que el de un coche de combustión. Según datos de Solera, el coste de mantenimiento de un vehículo eléctrico puede ser hasta un 75% más bajo. Por ejemplo, un coche eléctrico compacto puede requerir unos 1.500 euros en mantenimiento durante diez años (excluyendo consumibles como neumáticos y frenos), en comparación con los 4.000 euros de un coche de gasolina y los 5.000 euros de un diésel.

Las revisiones son menos frecuentes y menos costosas en los coches eléctricos, lo que aporta una mayor estabilidad en los costes a lo largo del tiempo. En cambio, los coches de combustión suelen requerir visitas más frecuentes al taller, con intervenciones más complejas y costosas en el motor.

Con la reducción de piezas mecánicas en los coches eléctricos, los talleres mecánicos podrían ver una disminución en la demanda de ciertos servicios. Sin embargo, la creciente digitalización de los vehículos eléctricos ofrece nuevas oportunidades, como la actualización de software y el mantenimiento de sistemas electrónicos avanzados. Además, el mercado de los neumáticos sigue siendo relevante, especialmente dado el desgaste adicional que pueden experimentar en los coches eléctricos.

Pese a que el coste inicial de un coche eléctrico sigue siendo un desafío, el ahorro en mantenimiento y la mayor estabilidad en los costes operativos a largo plazo hacen que la movilidad eléctrica sea una opción cada vez más atractiva para los conductores.