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China frena la expansión de sus fabricantes de vehículos eléctricos en Europa

China ha instado a sus fabricantes de vehículos eléctricos a suspender temporalmente sus planes de expansión en la Unión Europea, en medio de un clima de tensión comercial por posibles aranceles.

(Foto de ARCHIVO) El Jaecoo 7, el primer coche con el que llegará la marca a España, presentado en el Salón Internacional Pekín-Auto en China. JAECOO 25/4/2024JAECOO

Publicado por
Ariadna Chust

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Pekín insta a sus fabricantes a mantener un perfil bajo en Europa mientras continúan las negociaciones con Bruselas sobre aranceles a los vehículos eléctricos chinos, poniendo en pausa planes de expansión y producción.

China ha intensificado su presión sobre los fabricantes de automóviles eléctricos del país, solicitándoles frenar sus planes de expansión en la Unión Europea mientras aumentan las tensiones arancelarias con Bruselas. El Gobierno chino ha sugerido a las automotrices nacionales detener temporalmente la búsqueda de nuevas alianzas y centros de producción en territorio europeo. Esta medida, que llega en un contexto de crecientes disputas comerciales, refleja el deseo de Pekín de evitar mayores confrontaciones con la Unión Europea mientras las negociaciones sobre los aranceles a los vehículos eléctricos siguen en curso.

La decisión de Pekín no es obligatoria, pero representa un claro mensaje de precaución. China pretende evitar una escalada que pueda impactar negativamente a sus fabricantes, quienes se han consolidado como grandes competidores en la industria automovilística europea, especialmente en el sector de los vehículos eléctricos.

Uno de los ejemplos más evidentes de esta estrategia de prudencia es Dongfeng Motor Group, un gigante estatal de la industria automotriz en China. Según fuentes del sector, la empresa tenía previsto anunciar la construcción de una planta de producción en Italia a principios de octubre, una inversión significativa destinada a consolidar su presencia en Europa. Sin embargo, ante las indicaciones del Gobierno chino, Dongfeng ha decidido suspender todos sus planes y pausar cualquier acuerdo hasta que se esclarezca la situación comercial entre ambas regiones.

Esta directiva llega en un momento en el que la Unión Europea, bajo la administración de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se muestra cada vez más recelosa respecto a la presencia de los fabricantes chinos en el continente. La dependencia de subsidios estatales para impulsar el sector en países como Estados Unidos y China ha generado una considerable diferencia competitiva. Esto, sumado a la reciente ralentización de las ventas de coches eléctricos en Europa, ha generado preocupación entre los actores de la industria en el Viejo Continente.

Tensión comercial y aranceles, un clima de incertidumbre

La Unión Europea ha puesto en el punto de mira a los vehículos eléctricos chinos, argumentando que los subsidios estatales permiten que estos productos se vendan a precios inferiores en Europa, lo que afecta a los fabricantes locales. A mediados de septiembre, la Comisión Europea anunció el inicio de una investigación sobre estos subsidios, lo que podría llevar a la imposición de aranceles más elevados a los vehículos eléctricos importados de China. Bruselas busca frenar lo que considera una competencia desleal y defender su industria automotriz, en un intento por evitar que marcas como Volkswagen y Stellantis pierdan terreno frente a las chinas.

Por su parte, Pekín ve este movimiento como una amenaza directa y ha respondido con firmeza, alegando que tales aranceles podrían tener consecuencias negativas para ambas partes. La capacidad de China para producir coches eléctricos a un ritmo más rápido y con costos relativamente bajos ha generado un excedente en su oferta, lo cual ha motivado a los fabricantes chinos a buscar mercados internacionales. Sin embargo, ante la actual incertidumbre, China también teme que una caída en la demanda de coches eléctricos europeos pueda dejar a sus empresas con un exceso de capacidad.

El Gobierno italiano, liderado por la primera ministra Giorgia Meloni, también ha mostrado preocupación por el estado actual de la industria automotriz europea y la creciente competitividad de los fabricantes chinos y estadounidenses. Según el ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, Europa debe adoptar una "visión pragmática" y dejar de lado "la visión ideológica" para enfrentar la transformación global de la industria automotriz. La intervención de Urso destaca la necesidad de políticas más flexibles y eficientes para garantizar que los fabricantes europeos puedan competir en igualdad de condiciones.

Las tensiones comerciales entre China y la UE están impulsando a los fabricantes europeos a replantearse sus estrategias y modelos de negocio. Volkswagen y Stellantis, por ejemplo, enfrentan desafíos importantes mientras intentan mantenerse al día con sus rivales internacionales.

Los fabricantes chinos de automóviles también ajustan su estrategia en Europa

La incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre China y la Unión Europea también ha llevado a otros fabricantes chinos a reconsiderar sus planes de expansión. La marca estatal Chongqing Changan Automobile, por ejemplo, canceló recientemente su evento de presentación en Europa, mientras que Chery ha decidido posponer hasta octubre de 2025 su plan de fabricar vehículos eléctricos en la planta EbroFactory de Barcelona.

Por otro lado, la compañía china BYD parece decidida a avanzar con su estrategia de expansión en Europa. La empresa ha confirmado que seguirá adelante con la construcción de una planta en Hungría y está considerando una inversión de 900 millones de euros para construir otra fábrica en Turquía. Además, BYD ha contratado a Alberto de Aza, ex director de Peugeot España, como su nuevo responsable para la marca en la península ibérica, lo que subraya su intención de fortalecer su presencia en el mercado europeo.

La carrera por dominar el mercado de los vehículos eléctricos está creando una creciente fragmentación en la industria automotriz a nivel mundial, con cada región adoptando diferentes estrategias para apoyar a sus fabricantes. Mientras Estados Unidos y China implementan fuertes subsidios para impulsar sus industrias, la Unión Europea se enfrenta al desafío de mantener su liderazgo en un sector en plena transformación. La presión de China sobre sus fabricantes refleja tanto una precaución ante el clima arancelario como una estrategia para evitar el exceso de capacidad en un mercado en desaceleración.

El futuro de la industria automotriz en Europa depende de cómo se desarrollen las negociaciones entre Bruselas y Pekín. La postura de China sugiere que no busca escalar el conflicto, aunque tampoco está dispuesta a ceder terreno en su búsqueda de mercados internacionales. Con la demanda de vehículos eléctricos en Europa en descenso, los fabricantes de ambas regiones deberán adaptarse a las cambiantes dinámicas comerciales y políticas que actualmente definen el sector.