Los círculos de Podemos dan la espantada ante la pereza de Iglesias
La unidad de representación básica de los simpatizantes del partido morado se tambalea a mes y medio de las elecciones. El desánimo y la actitud de los dirigentes ha hecho mella.
Podemos sangra por la herida de los círculos a apenas un mes y medio de las elecciones generales. El partido morado afronta la precampaña con una crisis interna que lleva arrastrando varios meses: la de los órganos de representación de sus bases.
Se trata de una cuestión tabú dentro del partido ya que afecta directamente a una de las marcas del ADN fundacional de Podemos pero la realidad es cruda: por unos motivos o por otros, la actividad de los círculos ha perdido fuelle.
Y aunque desde el partido insisten en seguir resaltando su importancia -aunque el censo sea casi un secreto de Estado hasta para otros militantes que buscan un mayor contacto con otros círculos-, la sensación es que ha cundido el desánimo y la desilusión por diversas razones.
Para unos, los más críticos, los círculos han sido apartados por parte de las direcciones a nivel estatal y regional. Y para otros el problema ha sido el tipo de gente que se han encontrado en ellos.
El problema no es nuevo. Responsables de Podemos recibieron meses atrás informes sobre cómo simpatizantes que llegaban a los círculos atraídos por la novedad del partido y su mensaje transversal se veían defraudados por frikies que copaban las reuniones y las portavocías, convirtiéndolas en altavoces de sus obsesiones personales y políticas.
Durante la pasada primavera algunos asesores cercanos a Pablo Iglesias plantearon un experimento para implantar una estructura de partido de cuadros en Madrid. Se trataba de activar un organigrama clásico que conviviera con los círculos para, en una segunda fase, integrar a estos en una estructura más clásica.
Sin embargo el proyecto no prosperó y a día de hoy Podemos funciona como un extraño partido híbrido, donde los dirigentes se quejan en privado de la inoperancia del sistema de representación de las bases y los círculos critican la escasa atención por parte de los responsables, lo que, a su juicio, ha motivado el desánimo y el alejamiento.
La acusación no sólo afecta a Iglesias y a su núcleo duro, ya que se ha hecho extensiva a otros lugares incluyendo el feudo personal de Teresa Rodríguez, Andalucía, donde también existen quejas en el mismo sentido.
Lo cierto es que la propia estructura de coordinación con los círculos muestra que el interés de las direcciones roza lo nulo. El portal de eventos de los círculos lleva casi un año parado. Que con la polémica de la invitación de Iglesias a la recepción del 12-O aflorase que la cuenta de enlace con los círculos no se chequea a diario fue todo un síntoma.
Atrás quedan los manuales de una decena de páginas en los que se especificaba a los simpatizantes cómo activar un círculo y su estructura o se daban consejos sobre cómo elegir lugares sin barreras arquitéctonicas para sus reuniones y la conveniencia de habilitar un servicio de guardería durante las asambleas.
En realidad el mayor defensor de los círculos dentro de Podemos es Juan Carlos Monedero, lo que ya dice bastante de cómo están las cosas. Sin embargo, Podemos no puede renunciar a ellos ante el 20-D y por eso ha encargado al fundador del partido -y, de paso, según se malician algunos, para tenerle ocupado- darles mimo. Aunque la movilización de los círculos cause preocupación a más de un dirigente.