El PSOE asume estar ante una campaña difícil
Tras las elecciones de mayo los socialistas se las prometían felices. "Tenemos líder, tenemos proyecto y somos el partido con más poder territorial", decían. Ahora son muy pesimistas.
Militantes, agrupaciones y dirigentes del PSOE lo asumen: "Estamos ante una campaña difícil, muy difícil”. Las encuestas no les dan buenas noticias, el terrorismo y quizás en menor medida, Cataluña han achicado espacios y los socialistas tienen que gestionar muchos frentes. Ya no se trata sólo, aunque sea lo prioritario, de "tener un voto más que Rajoy"; sino que ven cómo Ciudadanos ha venido para quedarse y además con una fuerza no calculada hace apenas dos meses.
En paralelo, a su izquierda, hay un grado de movilización que no compite con el PP, sino con la izquierda que representa Pedro Sánchez; y en medio de todo este puzle, ellos, los socialistas.
Antes del verano, cuando quedaron configurados los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos, en Ferraz se las prometían más felices. "Tenemos líder, tenemos proyecto y somos el partido con más poder territorial". Con estos mimbres calculaban que la carrera a La Moncloa iba a ser menos espinosa.
Sin embargo las circunstancias, en términos electorales, se presentan más adversas. "Hay cosas con la que no se pueden hacer veleidades. El pacto antiyihadista fue a propuesta de Pedro y en lo que a Cataluña se refiere el acuerdo en lo sustancial es inevitable porque el PSOE siempre ha estado por la unidad de España. Creemos que esta posición de responsabilidad institucional da seguridad a la gente y credibilidad a nuestro partido. Nosotros, a diferencia de otros, no queremos influir, queremos gobernar y eso obliga a escapar de la frivolidad. No vamos a los sitios a mirar", en cara alusión a Pablo Iglesias.
La importancia de no cometer errores
Lo cierto es que socialistas y no socialistas contaban con que el PP centrara su campaña casi de manera exclusiva en la economía y ahí había todo un filón dialéctico. Pero las circunstancias han dado un giro de ciento ochenta grados generando una situación en la que "lo más importante es no cometer errores".
Y bajo esta premisa se analizan con minuciosidad todos los pasos que dé el candidato. Se han descartado determinadas intervenciones y se han evitado algunas presencias, de ahí que Pedro Sánchez no acudiera a la firma de la ampliación del pacto antiyihadista. Su interlocutor es el presidente del Gobierno y la sede, el Palacio de La Moncloa. En este punto hay coincidencia con Rajoy que tiene bien claro que Pedro Sánchez, hoy por hoy, es el líder de la oposición, lo que le otorga "un plus de institucionalidad que ni conviene ni es justo difuminar".
Las encuestas no dan más que disgustos al PSOE, sobre todo las que sitúan a Ciudadanos por delante
En cualquier caso, las encuestas se han convertido en un auténtico dolor de cabeza. Creen los socialistas que al margen de los fallos técnicos, de la volatilidad de la opinión pública, de la cocina, etc... las encuestas generan percepciones y el hecho de que, salvo excepciones muy contadas, Ciudadanos se coloque por delante del PSOE o en el mejor de los casos, rozándoles los talones, no deja de ser un flanco al que prestar atención y que no se contemplaba hace dos meses.
No obstante, en Ferraz se mantiene el criterio de que Albert Rivera a quien roba votos es al PP, mientras que en Génova se tiene la convicción de que "todos los votos que nos podían quitar ya nos los han quitado". Un veterano socialista auguraba a comienzos de año: "Si en verano las encuestas no nos dan, como poco, empatados con el PP, no ganamos". La dirección sostiene que "hay partido".
La agenda de Pedro Sánchez es de auténtico vértigo con el añadido de que desde dentro del propio PSOE estas elecciones van a ser un test interno. "Pase lo que pase Pedro seguirá siendo secretario general", aseguran sus más próximos y fieles. Pero no todos en el PSOE opinan lo mismo. De momento, la tregua interna se está manteniendo contra viento y marea pero desde algunas agrupaciones, tanto de Madrid como de Andalucía, aseguran que "no hay nada escrito".