El general de Podemos ajusta una cuenta pendiente con Pérez-Reverte
El exJemad Rodríguez lleva escocido con el académico desde el año 2010 a causa de un artículo sobre la Operación Atalanta y ha querido saldar esa deuda con el académico.
La foto de Rodríguez para su entrevista con "El Mundo".
La entrevista al exJemad Julio Rodríguez, el fichaje de mayor impacto de Podemos, en El Mundo ha dejado algunas perlas. Y no sólo por el titular de la misma, Las bombas de izquierda son de auxilio, su autodefinición como "militar pacifista" o la fotografía posando con una pistola de pega de la que sale una flora por el cañón sino también por el interés del general por ajustar cuentas sobre su discutido papel en la crisis del Alakrana.
Dentro del mismo, Rodríguez se ha centrado, sobre todo, en alguien de gran proyeccion mediática: el académico y escritor Arturo Pérez-Reverte. El de Cartagena publicó un durísimo artículo en Xl Semanal al respecto que a Rodríguez, máximo responsable militar entonces, le sigue escociendo años después a la vista de sus declaraciones.
"Di la orden de disparar. Yo de la operación Atalanta sé mucho. La prioridad fueron los rehenes y cuando estuvieron salvados, se dio la orden de disparar. (¿Y por qué dio esa orden si ya estaban rescatados los rehenes?) Porque se dio la orden de perseguir a los piratas. Se llegó hasta ellos y se disparó, pero no se llegó a dañar el motor y cuando llegaron a la costa y había en peligro otras vidas se tomó la decisión de no seguir disparando. Yo sé quién estaba a mi lado en la decisión que tomé y sé los que no estuvieron y la han contado. Hasta Arturo Pérez Reverte ha escrito sobre ello y no estuvo. Como dice Vargas Llosa, la ficción supera a la realidad. Lo de Pérez Reverte fue un artículo de ficción. (¿No presentado como tal?) Creo que sí. No creo que dijera que estuvo allí. No ocupaba ningún cargo", asegura Rodríguez en la entrevista.
En aquel artículo, titulado En cuatro minutos, Pérez-Reverte hacía alusión al testimonio de un infante de marina participante en la operación. "Las órdenes eran no disparar bajo ningún concepto, pues nadie estaba dispuesto a admitir muertos ni heridos en aquel sainete", aseguraba el escritor, que en un par de ocasiones citaba a Rodríguez, sin mencionarle por su nombre, como "el de la barba".