El pesimismo del Rey sobre la investidura de Rajoy cae como una bomba
Felipe VI mejor que nadie sabe de la dificultad del candidato del PP para ser reelegido presidente en primera vuelta, y así lo insinuó este lunes en una conversación que se suponía privada
Lo saben en el Partido Popular, lo saben en La Moncloa y también en Zarzuela. Felipe VI es consciente del poco margen de maniobra de Mariano Rajoy para negociar su segunda legislatura -depende del PSOE- y, por tanto, de las escasas posibilidades que tiene de ser reelegido presidente del Gobierno en la primera sesión de investidura que se celebre en el Congreso, aún sin fecha.
Lógicamente no lo ha dicho ni lo dirá a las claras, pero así se lo insinuó al diputado de Nueva Canarias Pedro Quevedo con un "es posible que nos volvamos a ver", en alusión a una hipotética segunda ronda de consultas que el Rey tendría que iniciar si el candidato del PP fracasa a la primera, como todo parece indicar dado el cierre en banda de Sánchez.
Esa frase, la frase política de la mañana, evidencia el pesimismo de Felipe VI ante el endiablado tablero resultante del 20-D; así como que él menos que nadie es ajeno a la dificultad de los partidos protagonistas para llegar a acuerdos, con la posibilidad de unas nuevas elecciones flotando en el ambiente. Otra cosa es si la Casa Real hubiera preferido que el diputado canaria fuese más discreto.
No obstante, ¿debería haber sido más prudente el Rey? La polémica está servida.
Sea como fuere, el jefe del Estado inició este lunes las reuniones con los portavoces de los partidos y candidaturas con representación en el Congreso (de menor a mayor), que le llevará toda la semana. De hecho hasta el jueves no recibirá a Albert Rivera, y el viernes cerrará con Pablo Iglesias, Pedro Sánchez -ambos por la mañana- y Mariano Rajoy -por la tarde-. Con ERC y Bildu no se verá porque ellos no quieren.
Tradicionalmente las consultas del Monarca habían sido un mero trámite, pero en esta ocasión cobran una especial importancia por el escenario incierto que han dejado las urnas. No en vano lo más probable es que Felipe VI se vea abocado a proponer un candidato que, por primera vez en la democracia reciente española, no tenga los apoyos suficientes. Lo que derivaría en una segunda ronda y hasta incluso en una tercera.
El Rey, no obstante, no parece del todo cómodo con ese papel de juez y parte en el que se ha visto metido, dado que su rol trasciende de la lucha entre partidos. Valga un dato: en otras ocasiones Zarzuela había permitido a los portavoces comparecer allí mismo tras reunirse con el Rey. En esta ocasión no, y el que quiera tendrá que hacerlo en el Congreso o en la sede de su partido. Es su forma de escenificar cierta distancia.