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Rajoy se mete en un atolladero con una pregunta fácil sobre corrupción

La macrorredada en el PP valenciano ha complicado aún más las opciones del presidente en funciones de quedarse en La Moncloa. Éste trató de justificarse ante Ana Rosa y salió mal parado.

Rajoy no da un paso atrás y si hay elecciones será el candidato.

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La corrupción sigue haciendo estragos en el seno del PP en el peor momento para las negociaciones de un nuevo gobierno. Los ordenadores de Bárcenas, Acuamed y para rematar, Alfonso Rus y todo su séquito. La macrooperación Taula que ha vuelto a poner patas arriba el PP valenciano ha caído como una bomba ahora que Mariano Rajoy había comenzado a acercar posturas con los Ciudadanos de Albert Rivera. Y, como toda solución, este miércoles el vicesecretario de Organización del PP, Fernado Martínez-Maíllo, se limitó a ofrecer en la SER el siempre recurrente gran pacto contra la corrupción. Ese que siempre sale a relucir cuando alguna trama tambalea los cimientos del partido.

A Rajoy no le hizo falta ni mencionar ese gran pacto para meterse él solo en un nuevo atolladero mediático. Acudió este miércoles el líder popular al plató de Ana Rosa Quintana en plena resaca de la operación valenciana y la presentadora no se anduvo por las ramas: "Pensaba que no iba a venir al saltar la Operación Taula". La primera en la frente, y el presidente en funciones volvió a defender la labor de la Justicia, la mano implacable del partido con los corruptos, la ya manida frase "la corrupción no es de los partidos, sino de las personas" y, eso sí, partió una lanza a favor de Rita Barberá y Gerardo Camps: "No están acusados y si se les acusa el partido será implacable".

Poco tardó en tirar de la muletilla que muchos estaban esperando para dar rienda suelta al jolgorio en Twitter: "Pues mire, no lo sé". Una pregunta sencilla y previsible sobre la imputación del PP en el borrado de los ordenadores de Luis Bárcenas y el lío estaba montado: "Yo no sé si mi partido está imputado. No sé como está ese asunto". Para qué quiso más. Tal revuelo se montó, que Quintana todavía le dio la opción de rectificar antes de terminar la entrevista con una repregunta para aclarar su respuesta, pero Rajoy no sólo no rectificó sino que se ratificó: "En el auto no lo pone. La figura de la imputación no existe. No he visto el auto así que no le puedo decir exactamente".

No fue el único titular que dejó Rajoy, también confirmó que no piensa dar un paso atrás para facilitar las negociaciones de Gobierno: "No podemos ir a un modelo de presidentes que no han sido votados por las personas"; que tiene la firme intención de ser el candidato del PP si se celebran nuevas elecciones generales: "Yo desde luego se lo pediré a mi partido"; y que Pedro Sánchez no quiere ni hablar con él. De hecho, el dirigente popular reveló que llamó una vez al líder del PSOE tras las elecciones, que llegaron a verse cinco minutos y que Sánchez le dejó claro que no quería saber nada del PP. Luego le he llamado y "no ha querido saber nada". Cómo será, que con Albert Rivera y Pablo Iglesias también se vio y "todo fue normal, estuvimos una hora y pico".

Rajoy volvió a defender su pacto PP, PSOE y Ciudadanos, abogó por acuerdos que dan estabilidad y certidumbre, se mostró dispuesto a ceder en algunas materias si los socialistas le dieran el apoyo que necesita y, aunque reconoció que a Sánchez le salen los números, definió el pacto con independentistas y Podemos como "ingobernable", amén de recordar que de cumplirse sus exigencias, Pablo Iglesias controlaría el CNI como supuesto próximo vicepresidente. Una confesión espontánea fue muy celebrada en las redes: "Mire usted, esto es un juego de pillos".

Y para terminar, Rajoy se fue como empezó: "¿Espera algún nuevo disgusto en los próximos días?", "Sinceramente, no lo sé".

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