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Pedro Sánchez se enfrenta a su juicio final con Iglesias asfixiándole

La hora de la verdad ha llegado para él sólo 18 meses después de su designación. Si consigue formar gobierno Podemos le hará la vida imposible. Si no, los barones del PSOE se la quitarán.

Pedro Sánchez durante su comparecencia tras conocer el encargo del Rey.

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"Yo voy en serio", afirmó Pedro Sánchez intentando disimular que la camisa no le llegaba al cuello. Y tanto que va en serio, porque de que pueda formar gobierno depende su propia supervivencia política. Todo o nada. Tic, tac.

Sánchez se esperaba, o más bien se temía la decisión del Rey de confiarle a él la investidura. De hecho, en su comparecencia en el Congreso para asumir tal "responsabilidad" y tal "honor" hiló un discurso de todo menos improvisado, un aperitivo del que será su examen ante el Pleno del Congreso en aproximadamente un mes. Ése es el tiempo de margen que ha pedido a Patxi López para negociar y realizar una consulta entre la militancia.

Ello después de que Felipe VI recibiera a un Mariano Rajoy que por segunda vez se plantó en Zarzuela con las manos vacías y que encogiéndose de hombros le dijo al monarca que sigue sin apoyo alguno. De lo que desde La Moncloa culpó al candidato del PSOE y su negativa al diálogo, como el niño que achaca su suspenso a que el profesor le tiene manía.

No puede decir Pedro Sánchez que éste sea el escenario que hubiera soñado, pero es el que hay. Él hubiera preferido que Rajoy fuera el primero y, una vez confirmada su falta de apoyos, intentarlo él. De hecho por enésima vez criticó el "tactismo" y el "inmovilismo" de los populares, enfadado. Como también preferería un gobierno en minoría que tener que sentar en su hipotético Consejo de Ministros al partido que persigue su aniquilación.

De poco le valen los lamentos ya. Tiene ante sí un reto complicadísimo y a Pablo Iglesias achicándole su ya de por sí pequeño espacio. De hecho el líder de Podemos, intuyendo que el socialista iba a ser propuesto por el Rey, se adelantó a ambos y compareció con tono de perdonavidas para recordarle a Sánchez que o Ciudadanos o él, que Podemos no le va a permitir al PSOE la bigamia política.

Albert Rivera se lo dijo en otro tono, en uno más sereno, pero tampoco se anduvo por las ramas: C's es "incompatible" con quien propone un "modelo antagónico" al suyo para España, en alusión a la formación morada.

A ambos les pidió Sánchez "generosidad", abandonar "los vetos" y hablar "de lo que nos une, el cambio y el progreso". Demasiado pedir para un líder político, Pablo Iglesias, de quien muchos socialistas sospechan que sólo está actuando y que su verdadero plan pasa por nuevas elecciones.

El juicio final ha llegado para Pedro Sánchez a pesar de su aún corta trayectoria como secretario general de los socialistas, apenas 18 meses. Si consigue formar gobierno Podemos le hará la vida imposible. Si no, los barones del PSOE se la quitarán.

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