Los enemigos de Sánchez en el PSOE agitan su agenda oculta con Podemos
La situación genera dudas sobre si lo visto en el primer encuentro entre los dirigentes socialista y morado fue un choque verdadero o un paripé. Algunos parecen tenerlo muy claro.
¿Tensión verdadera o puro teatro? El primer encuentro formal entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para posibilitar un pacto de gobierno ha dejado una sensación extraña después del veto del líder de Podemos a Ciudadanos y de los reproches del socialista al inmovilismo de los morados.
Las quinielas se dividen entre quienes creen que ambos tienen más avanzados los acuerdos de lo que parece y se están dedicando a escenificar una hoja de ruta para afrontar sus escollos internos y los que piensan que la negociación no ha hecho más que dar sus primeros pasos de forma torcida.
El mutismo y el secreto del que están haciendo gala tanto Iglesias como Sánchez da pábulo a todo tipo de versiones, la mayor parte de las cuales procede de las filas socialistas más que de las moradas, donde la disciplina impuesta por el secretario general da sus frutos en ese campo. En eso ya tienen experiencia: todavía hoy, meses después, se desconoce el auténtico contenido de la primera cena que ambos mantuvieron el pasado verano.
¿Una agenda oculta?
Precisamente algunos enemigos de Sánchez, como los vinculados al entorno del Partido Socialista de Madrid (PSM), se alinean en el bando de quienes difunden que el secretario general del PSOE tiene el acuerdo más cerrado de lo que parece con Podemos y que las negociaciones con Ciudadanos son sólo un recurso de cara a la galería respondiendo a una agenda "oculta".
No son los únicos: la desactivación momentánea de los críticos en el Comité Federal no oculta las tensiones internas en el PSOE. Una de las cuestiones que Sánchez le planteó a Iglesias -según su propia declaración- tuvo que ver con las "formas" con que los líderes de Podemos se despacharon el pasado 22 de enero reclamando una Vicepresidencia y varios Ministerios. Las "formas" de Iglesias dieron munición a Susana Díaz durante varios días.
Tal vez por eso Iglesias ha cambiado el tono en sus últimas comparecencias. De las exigencias del 22 de enero se ha pasado a la humildad. ¿También ha pasado Iglesias de su percepción, proclamada tras las elecciones a sus íntimos, de no facilitar un gobierno de Sánchez? En realidad alcanzar un pacto con el PSOE no desvirtúa la línea de acoso y derribo de Podemos a dicho partido sino que contribuiría a podemizar al Partido Socialista y a generar influencia en su entorno.
Podemos, en el eslógan
Mientras tanto, fuentes de su partido siguen la línea trazada por Iglesias: poca información y mucho eslógan. "El pacto del PSOE con Podemos es ineludible", argumentan algunas voces de la formación morada.
La valoración es simple: una mayoría de izquierda no perdonaría a Sánchez que no sacara adelante el gobierno "progresista". Y, desde luego, la oposición de Podemos sería frontal a cualquier viaje del PSOE con Ciudadanos.
Todo eso siempre y cuando no se hayan cumplido las cábalas de algunos adversarios internos de Sánchez.