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Colau sufre su primera trifulca con un grupo de sindicalistas furiosos

Un centenar de trabajadores del Metro de Barcelona esperaba a la alcaldesa para recriminarle su nula mediación en un conflicto laboral. Se acercó a ellos... y se lavó las manos con excusas.

Ada Colau rodeada de trabajadores del Metro de Barcelona.

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Ada Colau ha probado las hieles de su cargo. Por primera vez la alcaldesa de Barcelona ha recibido una sonora pitada en plena calle, ella que está acostumbrada a protagonizarlas -cuando era portavoz de la Plataforma Antidesahucios- pero no a recibirlas.

El incidente de Colau se produjo este viernes con los trabajadores del Metro de la Ciudad Condal, con motivo de la inauguración del ramal sur de la Línea 9. Se suponía que iba a ser el típico acto de lucimiento de las autoridades, entre ellas el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el consejero del ramo Josep Rull.

Pero después de las fotos y los apretones de mano pertinentes fuera esperaban a la alcaldesa en torno a un centenar de empleados de la empresa pública TMB, la del suburbano, para pitar a la alcaldesa por no mediar para desbloquear la negociación de su convenio laboral.

Ésta reaccionó y se acercó a los manifestantes para hablar con ellos. Y, ante sus demandas, Colau optó por echar balones fuera y remachar las "capacidades limitadas" que el Ayuntamiento tiene, a pesar de tratarse de una empresa pública de titularidad municipal. Eso y que TMB dispone de un presupuesto que el Consistorio no controla.

La alcaldesa se quitó de encima a los trabajadores prometiendo que hablaría con la empresa. Estos no quedaron nada convencidos, puesto que amenazan con ir a la huelga los días 22 y 24 de febrero, coincidiendo con la celebración del Congreso Mundial de Móviles.

El desencuentro entre Colau y los sindicatos del Metro de Barcelona viene más atrás. De hecho en los días previos los portavoces de CGT, UGT y CCOO llegaron a acusar a la alcaldesa de practicar una "hipocresía agobiante" y a recriminarle que "en campaña electoral" fuera mucho más receptiva a las demandas laborales que ahora.