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El "pacto del beso" de Pedro Sánchez se puede volver en contra de Albert Rivera

Como en política no hay nada indiferente, nada que no tenga sus consecuencias, el tiempo dirán si esta opción estratégica de Ciudadanos era la esperada por sus electores.

El tiempo dirá si la estrategia de Rivera era la que querían sus electores.

Publicado por
Charo Zarzalejos

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La investidura, la primera fallida de la democracia, finalizó como estaba previsto. Pedro Sánchez no ha logrado los apoyos necesarios y desde ya estamos en otro momento. Un momento que puede durar dos meses que es el tiempo constitucionalmente previsto para formar gobierno. La alternativa, nuevas elecciones.

La sesión final tuvo sus momentos para el recuerdo, pero no cabe duda que la palma, el protagonismo se lo llevó Pablo Iglesias. Optó por romper moldes y en su afán por relajar el ambiente que, efectivamente, estaba cargadito, tuvo la ocurrencia de recordar su beso con Domenech y otros chascarrillos para concluir que “Pedro, solo faltamos tu y yo”. Ahora los socialistas le llaman Pablo Manuel…

Iglesias ha pasado del gobierno a la valenciana al “pacto del beso” que así denominó a ese acuerdo entre Podemos y PSOE, hasta el momento fallido como bien se comprobó en el Congreso de Diputados.

En las filas socialistas, al igual que ocurrió el miércoles, se destilaba melancolía. No ha podido ser y no cabe decir que a partir de ahora se esté más cerca del acuerdo. Como dijo el catalán Homs, Sánchez tiene mucha responsabilidad y poco poder. El poder de 90 escaños sobre 350.

Al término de la sesión, Sánchez se ha comprometido a seguir trabajando para lograr un gobierno de progreso que solo será posible desde el “pacto del beso” defendido por Iglesias. En ese eventual y poco probable pacto, Rivera no tendría a quien besar ni nadie dispuesto a besarle. Iglesias propone algo así como una cama redonda pero sin sitio para quien ha sido el único dispuesto a acompañar a Sánchez en este melancólico recorrido.

Rivera, se ha empleado a fondo en el acuerdo con los socialistas y todo apunta a que lo firmado con Sánchez va a ser el punto de partida para las conversaciones que se iniciaran de inmediato. No deja de ser curioso que en este momento ya no hay candidato a la presidencia del Gobierno, pero Ciudadanos se mantiene vinculado a un acuerdo con los socialistas. Tan vinculado que una vez más ha llamado a la sublevación del PP en contra de Mariano Rajoy. Como en política no hay nada indiferente, nada que no tenga sus consecuencias, el tiempo—y en su caso las urnas—dirán si esta opción estratégica de Rivera es, era la esperada por sus electores.

Como ya todos se han desahogado, ahora han decidido abrir un nuevo período en el que necesariamente, si se quiere algún acuerdo suficiente, todos tendrán que desandar buena parte del camino recorrido. Si se pretende jugar con las mismas cartas que hasta ahora ni habrá pacto ni habrá beso. Todo apunta a que tanto Rajoy como Pedro Sánchez se verán de nuevo las caras. No será en una gran coalición, sino en unas elecciones que en su fuero interno todos dan ya como casi inevitables.

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