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Las puntadas con hilo de González a Sánchez con Venezuela desatan la comidilla

El Premio Nobel elogió la figura de Leopoldo López pero lanzó un aviso tremendo que, junto a las palabras de Felipe González, causó sensación entre la oposición venezolana en Madrid.

Tintori enardeció a los presentes en el acto.

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A las seis de la tarde no cabía ni un alfiler en el Patio de la Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid. La presentación de Preso pero libre, la vida del opositor venezolano Leopoldo López en el penal en el que lleva dos años confinado, congregó a personas de todo pelaje y condición hasta el punto de obligar a los organizadores a cambiar el lugar de la presentación por otro más amplio. Ni los ataques de diputados chavistas, enfadados con el acto, hicieron mella alguna.

Aún así, el espacio se quedó pequeño. A la espera de que comenzase el evento, Pedro Ruiz departía con Hermann Terstch, acompañado por su prima, la exministra Ana Palacio mientras el reportero jedi de El Mundo Antonio Diéguez, la grabadora más rápida a este lado del Manzanares, entrevistaba a Cayetana Álvarez de Toledo y Jesús Mariñas, viejo zorro, se movía entre las apretadas filas fichando al personal para su crónica.

Mientras tanto Enric Sopena esperaba el comienzo del acto e Iñaki Anasagasti se saludaba con Cake Minuesa. Un poco más allá, en una de las columnas Susana Grisso lucía esplendorosa. Entre tanto, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, provocaba la estampida con su llegada apresurada escoltado por su responsable de Comunicación Verónica Fumanal. Hasta provocó un amago de enfrentamiento entre dos gráficos por captar la imagen del jefe de Ferraz, que saludó con un fuerte apretón de manos a su fiel José Cepeda. Por allí también pululaba el exasesor de Carme Chacón Luis Arroyo.

Preysler, la mujer del momento

Mucho más discreto fue el jefe de filas de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado, luciendo vaqueros y camisa. Albert Rivera, pese a contar con asiento reservado, no pudo acudir. Sí lo hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto al ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. Su aparición fue casi estelar. La popular más madrugadora fue la vicesecretaria Andrea Levy.

En un momento dado, los más VIP del acto coparon el pasillo central para ocupar sus asientos, donde aguardaba el presidente de Planeta, José Creuheras, máximo editor del libro.

Allí estaban Isabel Preysler -su perfil fue muy comentado por los presentes- acompañando a Mario Vargas Llosa de la misma forma que Mar García Vaquero lo hizo con Felipe González.

A la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, le correspondió abrir el acto. "La asistencia ha desbordado todas las previsiones", aclaró bajo la atenta mirada de la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados (sus gafas fueron de lo más comentado), y de la consejera de Economía Engracia Hidalgo.

"Resulta escandaloso e inconcebible que en pleno siglo XXI haya presos de conciencia", clamó Cifuentes, que no se arredró a la hora de justificar los carteles de apoyo a Leopoldo López: "No queremos caer en la complicidad".

La alocución de Cifuentes abrió el plato fuerte de la presentación. Entre gestos de complicidad con la esposa de López, Lilian Tintori, y mientras los hijos del preso -Manuela y Leopoldo Santiago- corrían por el escenario, Vargas Llosa le definió como "un héroe de nuestro tiempo, un hombre de paz, un idealista".

Pero el Premio Nobel también advirtió: "A medida que se desmorona el régimen, la vida de los presos políticos peligra". Porque ahora, según él, es el momento más peligroso: "Las fieras heridas son más peligrosas que las fieras sanas".

González, sin complejos

Le tomó el testigo Felipe González, que tras repasar la situación de Venezuela, pidió a quienes no sean "mercenarios de la petropolítica", ir al país para conocerlo. "Y después juzgan", reclamó a quienes critican e insultan a los opositores venezolanos. La alusión a los "mercenarios" hizo cuchichear a muchos el nombre de Podemos. El propio Sánchez no debió ser ajeno a la mención.

El expresidente, no se sabe si consciente o no, no dudó en apelar a la historia negra del PSOE al recordar que los calabozos venezolanos le recordaban a las chekas que funcionaron en Rusia y en España y a las que su propio partido, durante la Guerra Civil, no dudó en recurrir.

Mirando con fijeza a su correligionario Sánchez, González lo dejó muy claro: "Leopoldo está en mi tribu, querido Pedro. En la Internacional Socialista. Si no lo estuviera, sería razón de más para defenderle". Unas palabras que generaron un aplauso total del público.

Tintori levanta al público

El broche final corrió a cargo de Tintori, que señaló el cartel con el rostro de su esposo: "Esa cara no es la de Leopoldo. Es la cara de un venezolano. Porque hoy Leopoldo no está preso solo. Todos estamos presos con Leopoldo".

La intervención de Tintori, la más venezolana en las formas, contó con el apoyo de Carlos Vecchio -saludado por Sánchez tras su intervención- y del diputado Fredy Guevara, que leyeron párrafos del libro del opositor. También lo hicieron sus padres, acompañados por los hijos de López. Todos ellos agradecieron el calor de Madrid. "Aquí siempre nos sentimos queridos", aseguró Tintori, prometiendo que "lo vamos a lograr".

Las palabras pusieron en pie al público, bien nutrido de venezolanos (otros muchos no pudieron acceder y aguardaron en la calle), que prorrumpió en gritos de "libertad, libertad" y entonó el Himno de Venezuela mientras se agitaban algunas banderas del país caribeño.