Estupor en Valencia por el apoyo del PP y C´s a la ofensiva contra el castellano
La realidad supera la ficción. Ambos partidos han permitido que el alcalde de Compromís, Joan Ribó, cambie la denominación de la ciudad, que ya no será Valencia sino València o Valéncia.
Valencia ya no es Valencia. Desde el pasado jueves es València o Valéncia, todavía está por decidir, pero en todo caso ha perdido su nombre en castellano. Precisamente la ciudad del Turia, cuna de escritores tan laureados como Vicente Blasco Ibáñez. No sólo eso: Las calles de València y/o Valéncia también se escribirán sólo en valenciano.
El Pleno del Ayuntamiento aprobó el 30 de marzo, a la chita callando y sin ningún debate, el cambio de la denominación oficial del municipio. Una iniciativa del alcalde de Compromís, Joan Ribó, cuyo catalanismo y el de su partido es público y notorio.
Pero lo chocante no es la persecución al castellano de Ribó, sino que el Partido Popular y Ciudadanos muerdan el anzuelo. Porque la decisión de eliminar la denominación castellana de Valencia se aprobó por unanimidad, con el voto favorable no sólo de Compromís y el PSPV sino también del PP y C´s. Es más: ni siquiera generó debate. Los populares no tuvieron nada que objetar. Los naranjas, tampoco.
Será por los argumentos tan convincentes empleados por el alcalde. "Para poner en marcha la normalización del valenciano uno de los elementos es poner el topónimo de Valencia en valenciano". "¿Qué hay más normal que llamar en valenciano a la ciudad de Valencia?", se preguntó.
Ahora toca que la Acadèmia Valenciana de la Llengua decida si la nueva y única denominación oficial será València o Valéncia, cuestión de tildes.
El castellano, apeado del callejero
Pero ese cambio es sólo la punta del iceberg, porque va acompañado de otro mayor, aprobado un día antes por el equipo de Gobierno de Ribó sin necesidad de pasar por el Pleno: que a partir de ahora las calles se rotularán en valenciano, porque ése será el nomenclátor oficial que utilizará el Ayuntamiento de Valencia.
Para justificar la decisión Ribó se remonta a un acuerdo adoptado por el Pleno celebrado el 28 de junio de 1996, hace 20 años, según el cual "todos los topónimos del término municipal tienen como forma oficial la valenciana, que es la tradicional, la histórica y la correcta".
Y continúa así: "Desde 1993 hasta la actualidad, en el Ayuntamiento de Valencia han convivido dos guías o nomenclátores de vías públicas del término municipal. Uno, oficial, mayoritariamente en castellano, pero en menor medida en valenciano y con numerosas deficiencias (ortofonéticas –por ejemplo, Torre Macana por Torre de la Maçana; duplicidades –por ejemplo, Santa Maria Micaela y Mare Sacramento–, inadecuación de los nombres de persona no traducibles –por ejemplo, Juan Martorell por Joanot Martorell, o Julio Verne por Jules Verne–, etc.), que desde hace tiempo se puede consultar en la web del Ayuntamiento (www.valencia.es) y que es utilizado para todos los usos oficiales, menos en la rotulación de vías públicas. Y otro, oficioso, elaborado por la entonces denominada Oficina Tècnica d’Assessorament Lingüístic i Traducció, que corresponde al actual servicio denominado Gabinet de Normalització Lingüística, en valenciano, que se ha utilizado desde 1995 para la rotulación de vías públicas reflejada en las placas colocadas en las mismas. Esto, a lo largo del tiempo, ha provocado distorsiones y, a veces, algunas quejas".
Lo de Joan Ribó con el castellano empieza a resultar obsesivo. El pasado verano ya lo eliminó de los paneles con información sobre el tráfico repartidos por la ciudad. Y ahora ha ido mucho más lejos.