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La UDEF y la UCO, fuera de control y el ministro socialista, de los nervios

El miedo a sus investigaciones está paralizando las inversiones, nadie se atreva a firmar nada, el miedo a la acusaciones de prevaricación y tráfico de influencias mediatiza la actividad.

La UDEF y la UCO, fuera de control y el ministro socialista, de los nervios

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Carlos Dávila

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De entrada, una afirmación: el descontrol del Gobierno sobre la UCO y la UDEF, los dos grupos de investigación de moda, es absoluto. También sobre la Fiscalía del Estado. Un antiguo responsable de la Secretaría de Estado de Seguridad (descarten a Rafael Vera), suele expresarse con esta contundencia: “Actualmente, la UCO y la UDEF no dan cuenta nunca al Gobierno de lo que están haciendo o de lo que van a hacer”. El confidente añade: “Se sienten protegidos totalmente por la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción y no rinden cuentas a nadie, menos aún a sus responsables políticos”.

El caso Torres, alcalde de Granada, detenido como si fuera el estrangulador de Boston, y las chapuzas chantajistas del dúo AUSBANC. Manos Limpias, de las que todo el mundo tenía noticias, confirman el aserto de aquel dirigente. En el Partido Popular se preguntan: “¿Es que no existe nadie que no sea de los nuestros que no merezca la investigación de la Guardia Civil o de la Policía?”. La respuesta es ésta: estos grupos de elite otean el próximo fin del PP y quieren hacerse simpáticos con los que vengan”.

En el Partido Popular se preguntan: “¿Es que no existe nadie que no sea de los nuestros que no merezca la investigación de la Guardia Civil o de la Policía?”

Madrid, sus mentideros están llenos de sospechas. De pronto se ha paralizado el goteo de los nombres de Panamá y la explicación es que hay dificultades informáticas pero, eso sí, el medio que ha canalizado los hallazgos pide ayuda, denuncias, para ayudarle a descubrir a más presuntos golfos. La especie es que, según un ejecutivo del Consorcio que ha recibido los tales “papeles”, “hay un ministro socialista que tuvo responsabilidades institucionales que están en la relación”. El ejecutivo no se cansa de repetir que el citado está de los nervios y llama sin cesar a directores de periódicos, radios y televisiones, para que no caigan en la tentación de adjudicarle ningún protagonismo.

Estrangulado Soria, la oposición quiere decapitar a Rajoy, pero el presidente no se va a dejar

Y es que Madrid es un hervidero. Estrangulado Soria, la oposición quiere decapitar a Rajoy, pero el presidente no se va a dejar. Rajoy sin embargo está en estado de choque; ahora le van contando que su ministro Soria no se hablaba con sus estrechos subordinados, que éstos les acusaban de ser un mentiroso compulsivo, y que había depositado su confianza en miembros activos del PSOE, que o subdirectores o así, le torpedaban sus actuaciones, mientras naturalmente le sobaban el lomo. Eran los corruptos socialistas, que en época de Zapatero, se lo pasaban de miedo de feria en feria, manzanilla fría y jamón de Los Pedroches que no falten, gastándose el dinero público. Soria ya es historia; la historia de un hombre que aspiraba a todo, que produjo sarpullidos en su Gobierno (¡qué descalificación la de Montoro!¨) y que se enredó en disculpas falaces con las que construyó su propio catafalco.

En otra de las semanas convulsas de esta última España ataviada con las peores galas de la corrupción, las cárceles han recibido nuevos huéspedes. Mario Conde ha vuelto donde solía. Siempre creyó que el dinero lo compraba todo y así urdió una doble personalidad que durante algún tiempo confundió a los espectadores más ingenuos. Se abrió paso en un plató de televisión que alquiló por no menos de seis millones de euros, el plató de Intereconomía, y desde allí se presentó como el regenerador de España cuando, en realidad, no era, ni es, más que un ratero que desfalcó un banco y que aún debe más de diez millones de euros al Erario.

España ahora mismo es un presidio abierto donde gobiernan guardias civiles, policías, jueces y fiscales que levantan los escándalos cómo, cuándo y de la forma que quieren, mientras que el gobierno en funciones o carece de información exacta sobre lo que está pasando, o la utiliza para ensalzar o ejecutar carreras políticas porque, de acuerdo: la imputación a Soria estaba, está, en los papeles de Panamá, pero ¿quién ordenó la investigación de la firma del canario en la Isla de Jersey? ¿Desde donde se filtró esa información?

España ahora mismo es un presidio abierto donde gobiernan guardias civiles, policías, jueces y fiscales que levantan los escándalos

Soria asegura que con “apretar un botón de Internet, basta”, una explicación solo apta para estúpidos que aún creen que la vida no es complicada. Sin Jersey probablemente Soria seguiría siendo ministro, algo que producía erisipela en una buena parte del Gobierno. No es tan difícil sacar consecuencias. Casi nada en nuestro país es ahora lo que parece. España soporta un clima de conspiración, sospecha, denuncias y envidia que mueve a los ciudadanos a no fiarse de nada, ni de nadie. Existe pánico a las acusaciones de prevaricación o tráfico de influencias. Tan hartos están de lo que sucede que ya están cambiando de canal cuando se habla de corrupción. Exactamente así.

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