El PSOE prepara la rebelión contra Sánchez mientras crece el pánico al sorpasso
Las aguas en el PSOE bajan revueltas y se afilan las espadas contra Pedro Sánchez. Los barones socialistas no cuestionarán su candidatura pero no le van a perdonar ni una. Y amenaza sorpasso
Lo tienen clarísimo. Un sector del PSOE está convencido de que Podemos+IU se convertirá en la segunda fuerza en España en detrimento de su formación. En el mejor escenario posible, pero poco probable, se podría producir un empate técnico entre la formación de Iglesias y la de Sánchez. Pero, en la práctica, el descalabro sería casi el mismo.
No hablan de sensaciones ni de encuestas sino de puro cálculo electoral. El análisis parte de la base de que bajará la participación, algo que todos dan por hecho ante el hartazgo y la desorientación de los ciudadanos. Eso hará que los cinco millones y medio de votos del PSOE bajen, en la mejor de las hipótesis, a los cinco millones mondos y lirondos. Quizás incluso estén por debajo. La unión de Podemos e IU -que hubiera sumado 6,2 millones de votos en las pasadas elecciones- podría bajar también respecto a diciembre pero, dicen, en el peor de los casos se quedaría en los cinco millones de votos.
Eso abriría un escenario dantesco para el PSOE con difícil remedio y con un futuro incierto. Y lo que es peor, ahora mismo no hay forma posible de frenarlo. Ya es tarde. Entre otras cosas porque no hay tiempo de cambiar de candidato. Los socialistas harán unas primarias exprés diseñadas para que no se presente nadie más porque es prácticamente imposible recoger 9.000 avales en 48 horas y porque la que estaba llamada a descabalgar a Sánchez, la líderesa Susana Díaz, ha renunciado a hacerlo probablemente en espera de tiempos mejores.
Quizás muchos dentro del PSOE se arrepienten ahora, confirmado ya que es imposible investir a Sánchez, de no haber actuado antes. Hubo un intento por parte de Susana Díaz en aquel famoso comité federal en el que a Sánchez le cantaron las cuarenta. Pero salió mal la jugada. No se atrevieron a dar el paso porque temían abrir una división enorme en pleno proceso de negociaciones para formar gobierno.
El caso es que aquello no salió pero al líder se la tienen jurada. Probablemente este martes se ha certificado su defunción política. Será de nuevo candidato pero tras las elecciones nadie le va a perdonar sus errores. El principal, para un amplio sector del PSOE, es haber mantenido la farsa de que el pacto era posible durante cuatro meses y, encima, haber firmado un acuerdo con Ciudadanos que le pone muy complicado el discurso electoral. Eso, dicen, ha podido beneficiarle a él en sus intereses personales pero ha hecho mucho daño al PSOE y también a España. Lo que tendría que haber hecho, insisten, es dimitir la misma noche electoral y dar paso a un nuevo líder que, sin engañar a nadie, hubiera dicho de forma clara la verdad: el PSOE no podía dejar gobernar al PP ni pactar con la izquierda radical por lo que solo quedaba el camino que ahora vamos a recorrer, el de la repetición de las elecciones.