Puigdemont no encaja el ridículo sin precedentes de su primer viaje europeo
El presidente de la Generalitat, ignorado por las autoridades belgas y de la UE en su primera salida internacional. Ni la presencia de su "ministro de Exteriores" ha evitado el fiasco.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha emprendido su primer viaje oficial al extranjero y lo ha hecho a un país de especial significado y proyección internacional: Bélgica, para visitar Bruselas y otras ciudades belgas acompañado de su conseller de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia, Raül Romeva, y del representante permanente de la Generalitat ante la UE, Amadeu Altafaj. Pese a la larga duración de su viaje institucional, tres días ha pasado hasta este lunes la delegación catalana por Europa, la agenda de Puigdemont ha sido no ya de segundo, de tercer nivel. Y no será porque no intentaron reunirse con altos dirigentes de la Unión Europea pero el vacío institucional ha sido histórico, sin precedentes. Las altas instituciones europeas, como un aviso y declaración de intenciones, han dado la espalda a los representantes independentistas de la Generalitat de Catalunya.
La falta de solvencia de la agenda internacional de Puigdemont y compañía no ha pasado desapercibida y han sido numerosas las críticas y burlas sobre todo en las redes sociales. Especial capítulo de mofa ha sido una fotografía distribuida por los servicios de prensa de la Generalitat de una reunión "en la cumbre" con el presidente del puerto de Gante. ¿Es la mayor autoridad que les ha recibido? Una fotografía además a bordo de un barco y no en un despacho oficial. Espacio también para la mofa ha tenido no la presencia de Puigdemont en el Parlamento Europeo. Nadie allí le va a recibir, ni siquiera eurodiputados de corte independentista pese a los intentos de Romeva.
El día que me proponga ver a un comisario europeo u otra autoridad lo haremos, lo pediremos y lo conseguiremos
Y ante las críticas y la evidencia, el presidente de la Generalitat no ha tenido más remedio que entrar al trapo y asegurar que no era su objetivo reunirse con altos dirigentes de la Unión Europea: "el día que me proponga ver a un comisario europeo u otra autoridad lo haremos, lo pediremos y lo conseguiremos". "El viaje tenía un sentido: responder a una invitación que me hizo el ministro presidente de Flandes, que fue de los primeros que me pidió vernos", para que Cataluña pueda "conocer en profundidad la realidad de Flandes", ha asegurado sin despeinarse el presidente catalán.
Y para defenderse del tremendo fiasco, Carles Puigdemont ha concluído afirmando que desde el primer momento que asumió la presidencia de la Generalitat, quedó claro "que yo haría cierto tipo de diplomacia y la estamos haciendo y bien, y que otra no correspondía". "Hemos de hacer lo que podamos hacer con los máximos resultados posibles y está dando resultado (...) ya llegará otra ocasión en que de manera formal tendremos la oportunidad de hablar con quien tengamos que hablar, más allá del ámbito en que hablamos ahora, que es bastante alto", indicó.