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La Junta de Castilla y León frena la salvajada del Toro de la Vega y le pone fin

El alcalde de Tordesillas recurrirá la decisión histórica de los populares castellanos que han logrado adaptar la tradición de las fiestas taurinas a la lucha contra la violencia animal.

Rompesuelas fue el último toro que murió en la celebración del Toro de la Vega.

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El objetivo era conjugar la tradición y la sensibilidad del siglo XXI en los festejos taurinos y las primeras reacciones apuntan a que lo han conseguido. La Junta de Castilla y León por medio de su Consejero de Presidencia, José Antonio de Santiago Juárez, anunció la aprobación del decreto ley que prohibirá matar reses de lidia en los espectáculos taurinos populares; una norma que afectará al espectáculo del Toro de la Vega que se celebra cada septiembre en la localidad de Tordesillas y que lleva años en el punto de mira de los defensores de los animales.

La decisión de la Junta del PP ha sido aplaudida por la mayoría de la población que echaba en falta una regulación de este tipo de actos considerados como "violencia animal" por la mayoría de las asociaciones animalistas y se ha adelantado a las promesas del líder de los socialistas, Pedro Sánchez.

La plataforma PACMA, una de las organizaciones más beligerantes a la hora de criticar esta tradición centenaria, celebró la noticia como un "éxito rotundo", aunque su intención es que se suprima "completamente" el torneo.

En el municipio vallisoletano las reacciones no han sido todo lo buenas que se podría esperar y es que algunos vecinos, entre los que se incluye el alcalde socialista de la localidad, José Antonio González Pocela, se han rebelado contra la decisión. El regidor se desmarca de la opinión del secretario general de su partido, Pedro Sánchez, que hizo pública su "vergüenza" por este espectáculo, y llevará a los tribunales el decreto. Decenas de ciudadanos han mostrado su apoyo al alcalde con gritos en favor de la celebración "histórica" del Toro de la Vega. Un espectáculo que cada año, desde hace cinco siglos, termina con la muerte del toro alanceado por un grupo de mozos que se trasladan a pie o a caballo.

En este sentido, De Santiago-Juárez recordó que no es la primera vez que se adapta este torneo y que tras las consultas realizadas "prácticamente todo el mundo está de acuerdo con que esta es la mejor salida para mantener la tradición".