La filtración más dañina para Rajoy desata una inoportuna guerra en el Gobierno
Se busca al topo. La última filtración de un documento gubernamental ha desatado una nueva guerra en el Gobierno en el momento más inoportuno para las expectativas electorales del PP.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, entre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro
Desde primera hora de este pasado lunes se busca al "topo". El malestar en el equipo de campaña de Mariano Rajoy es patente tras la filtración al diario El País de la carta que el pasado 5 de mayo el presidente del Gobierno en funciones remitió al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, con los propósitos del próximo ejecutivo para cumplir con los objetivos de déficit que demanda Bruselas.
La filtración de la misiva ha supuesto para los estrategas de la campaña de Rajoy un torpedo en la línea de flotación. El eje de la campaña del candidato del PP se basaba en reconocer y elogiar los sacrificios sufridos por los españoles durante estos últimos cuatro años, dar por zanjada esa etapa gracias a la recuperación y el crecimiento e, incluso, formalizar el compromiso de Rajoy con medidas económicas expansivas e, incluso, con una próxima bajada de impuestos. Así lo llegó a sugerir el propio candidato hace unos días en una entrevista al Financial Times.
Sin embargo, la carta filtrada evidencia que Rajoy, si gana el 26-J, se compromete con Bruselas a hacer nuevas reformas que en la Comisión se entienden como más recortes presupuestarios.
Soraya, Guindos y Nadal
En el Gobierno en estas últimas horas se multiplican los cruces de reproches. Moncloa atribuye al Ministerio de Economía, que dirige Luis de Guindos, la filtración de la carta al diario El País. Sin embargo, Economía ve la mano de Moncloa, a través de la Oficina Económica que dirige Alvaro Nadal, hombre de confianza de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.
Mientras los recelos crecen, en Génova preparan los nuevos argumentarios sabedores que en los debates electorales Rajoy va a tener que explicar esos nuevos hipotéticos recortes. Pedro Sánchez empezó este mismo lunes a ahondar en la herida. Y la portavoz del PP, Andrea Levy, tuvo notables problemas para salir al paso del contenido de la misiva.