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El "defecto" de Vara y un replanteamiento planean sobre un PSOE desconcertado

Los tradicionales "corrillos" que protagonizaron los diputados socialistas tras la intervención de Mariano Rajoy reflejan a la perfección el estado de ánimo de los dirigentes del partido.

El "defecto" de Vara y un replanteamiento planean sobre un PSOE desconcertado

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Desconcierto, perplejidad, expectación. Los diputados socialistas de base, los electos de provincias y que más desconectados están de la dirección que encabeza Pedro Sánchez, no ocultan su incomodidad cuando son abordados por los periodistas en estos últimos días. Este martes, en los tradicionales corrillos protagonizados por los parlamentarios del PSOE tras la primera intervención de Mariano Rajoy como candidato a la investidura, dos fueron los protagonistas de las conversaciones informales en el patio del Congreso: las últimas declaraciones del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y la convicción de que, después de la segunda votación de este viernes, Sánchez se va a ver obligado a formular un "replanteamiento" de su posición.

Las palabras de Vara, que horas antes del inicio del debate reclamaba a su líder una reconsideración de su posición una vez que se constate la investidura fallida del candidato del PP, no pasaron inadvertidas para muchos. "Guillermo tiene ese defecto, dice lo que piensa", resumía gráficamente un diputado socialista, que apostillaba: "y cuando le preguntan en una rueda de prensa, contesta".

Curiosamente Vara, miembro de la "vieja guardia" del PSOE y reconvertido en el barón más díscolo con Sánchez y su equipo, compartió este martes protagonismo con otro ex barón, este presente en la Cámara Baja en su condición de diputado raso: José María Barreda. El ex presidente de Castilla-La Mancha, hombre respetado entre los veteranos del partido, también se mostró este martes, horas antes del arranque del debate, partidario de que los socialistas replanteen su posición a partir de la próxima semana.

La brecha entre los "viejos" y el "aparato" de Sánchez.

En el patio del viejo edificio de la Carrera de San Jerónimo se pudo constatar además la brecha que Pedro Sánchez ha abierto entre los socialistas veteranos -"los de Felipe", en expresión de uno de ellos-, y los jóvenes del aparato fieles al actual líder, que se prodigan ante los periodistas reiterando mecánicamente el "no y no" a la investidura de Rajoy. A muchos metros de estos, dos socialistas curtidos conversaban con rictus serio: el ex secretario de Organización del PSOE, Cipriá Ciscar y el ex ministro de Gónzalez y ex presidente valenciano, Joan Lerma. Ambos son ahora senadores.

Sánchez, que abandonó el Congreso nada más finalizar la intervención de Rajoy, va a protagonizar este miércoles un discurso "muy duro y contundente" contra el presidente, en palabras de sus propios colaboradores. Y si los gestos sirven como anticipo de lo que está por suceder en las próximas semanas cabe recordar lo acontecido en una sala anexa al hemiciclo una vez que terminó el discurso del candidato. Confidencias al oído del portavoz de Podemos, Iñigo Errejón, a su homólogo socialista, Antonio Hernando, saldada con sonrisa cómplice. Y un minuto después, revelación del líder de IU, Alberto Garzón, al propio Hernando. Le adelantaba el primero una iniciativa de Unidos Podemos para registrar una petición de creación de una comisión de investigación.

El otro protagonista involuntario en los corrillos posteriores fue el diputado de Ciudadanos, Miguel Gutierrez, autor de un sorprendente tuit mientras intervenía Rajoy en la tribuna de oradores. "Escucho un discurso, plano, antiguo, sin pasión alguna y básicamente electoralista. De verdad que Mariano Rajoy quiere ser investido presidente", tuiteó Gutierrez desde su escaño. "Y eso que es su socio", ironizaba un diputado socialista.

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