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Nada de PNV: el último cartucho del PP estaba sentado en la tribuna de invitados

La "vía vasca" ha sido una serpiente de verano. Los populares están convencidos de que sólo un cambio de liderazgo en el PSOE evitará terceras elecciones. Y lo van a intentar.

Los populares salen de este debate seguros de que la única posibilidad de evitar nuevos comiciios pasa por un cambio de liderazgo en el PSOE.

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“Esto es como el sarampión, Mariano tenía que pasarlo”, bromeaba un diputado del PP en alusión al debate de su no investidura. A pesar de que Rajoy tiene nulas posibilidades de salir elegido presidente en la votación definitiva del viernes, las dos primeras jornadas han servido para aclarar algunas cosas.

La primera es que el Partido Popular no da un duro por un hipotético apoyo del PNV después de las elecciones a la Lendakaritza del 25 de septiembre, según pudo comprobar ESdiario en distintas conversaciones.

La vía vasca, como se ha venido en llamar, no ha sido más que una serpiente de verano. Lo resumió en pocas palabras el portavoz del PNV, Aitor Esteban, sobre la tribuna: “Es evidente que usted no quiere nuestro voto -dirigiéndose a Rajoy-. Nosotros tampoco queremos votarle (…). Y además Ciudadanos -socio del PP- ya ha dejado claro que al PNV no lo quiere ver en un acuerdo ni en pintura”, añadió.

Sánchez sigue escuchando los cantos de sirena de quienes le sugieren que tras la votación del viernes debería liarse la manta a la cabeza e intentar un acuerdo con Podemos

La segunda es que el PSOE no facilitará la investidura de Rajoy absteniéndose mientras Pedro Sánchez sea su secretario general. Ni ahora ni después de unas terceras elecciones. Es más, el socialista sigue escuchando los cantos de sirena de quienes le sugieren que tras la votación del viernes debería liarse la manta a la cabeza e intentar un acuerdo con Podemos. Aunque por ahora ha descartado ese movimiento: con 85 diputados es osado hasta para él.

Y en paralelo el equipo de Sánchez vive instalado en una realidad paralela tal que algunos de sus pretorianos se han autoconvencido -y así lo han ido diciendo por los pasillos- de que unas terceras elecciones no les irían nada mal, sino que podrían subir algún escaño.

El equipo de Sánchez vive instalado en una realidad paralela tal que algunos de sus pretorianos se han autoconvencido de que unas terceras elecciones no les irían nada mal

¿Entonces? Entonces los populares salen de este debate seguros de que la única posibilidad de evitar nuevos comicios y por contra ir a otro debate de investidura de Rajoy en octubre -esta vez exitoso- pasa por un cambio de liderazgo en el PSOE. Y que esto, a su vez, depende únicamente de un movimiento de Susana Díaz, que sigue callada. Ni siquiera este miércoles habló para valorar el discurso de su jefe de filas.

Lo último que ha intentado el PP para conseguir sacar de su madriguera a la presidenta andaluza es provocar un acercamiento entre el presidente del PP de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el de Ciudadanos, Juan Marín, que ponga nerviosa a Díaz, toda vez que la estabilidad de la Junta depende del partido naranja.

Por lo pronto este martes Moreno envió una carta a Marín invitándole a formar un frente común de cara a los Presupuestos andaluces de 2017. Y el diputado de C´s está receptivo. Precisamente él, Marín, estuvo este miércoles en la tribuna de invitados del Congreso junto a Inés Arrimadas, Ignacio Aguado, Begoña Villacís, Marías Alonso y Fernando Páramo -entre otros dirigentes de ciudadanos- viendo la intervención de Albert Rivera. Pero se mostró esquivo con la prensa, evitando todo corrillo en los que sí participaron sus compañeros. Sabía perfectamente qué le iban a preguntar.

Lo tercero que deja claro este debate es que Albert Rivera no le ha dado ningún cheque en blanco a Rajoy, sino que si un día de estos éste resulta investido presidente tendrá a Ciudadanos vigilante. No en vano el líder de C’s le advirtió al popular de que si incumplen sus acuerdos se verán las caras.

El debate ha servido para dilucidar es que Iglesias está de capa caída desde que su partido no es el perejil de todas las salsas

Y lo cuarto y último que el debate ha servido para dilucidar es que Pablo Iglesias está de capa caída desde que su partido no es el perejil de todas las salsas a pesar de suponer la tercera fuerza política del Parlamento. Su intervención fue un intento a la desesperada por convencer a Sánchez de que sume a las izquierdas. Raro raro verlo implorando en vez de exigiendo. “Para enfrentar al PP somos de fiar”, suplicó.

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