Pablo Iglesias paga su propia frustración con un furibundo ataque contra Rivera
El líder morado, que recibió en sus propias carnes una tunda demoledora de Rajoy, protagonizó casi más un mitin preelectoral con malas artes que una intervención en un debate de investidura.
"Pelillos a la mar", debió pensar el líder de Ciudadanos a primera hora de este martes cuando ultimaba su discurso de réplica al que veinticuatro horas antes había pronunciado en la tribuna del Congreso Mariano Rajoy. Y es que la dirección del partido naranja no ocultó, tras la intervención del candidato a la investidura, su "indignación" por el "ninguno" al que, a juicio de Ciudadanos, Rajoy había sometido a su socio. Por que el socio, en teoría preferente, fue puesto por el líder del PP al mismo nivel que Foro Asturias, Unión del Pueblo Navarro y Coalición Canaria.
Como hizo en su discurso en la investidura de Sánchez, Rivera reivindicó su bandera de "centro político"
Pero este martes, en su turno de réplica, no hubo atisbo de reproche a Rajoy, más allá de la acostumbrada crítica a los casos de corrupción del PP y su dudosa "fiabilidad". Eso sí, Rivera recordó a la Cámara, y por tanto a los españoles, que su preferencia personal habría sido un gobierno de consenso PP-PSOE-Cs con un nuevo presidente, distinto del actual candidato a la reelección.
Pero Rivera prefirió reivindicar el papel que más le gusta, el de hombre de Estado, heredero del centro político y del legado del ex presidente Adolfo Suarez. Y, por ello, puso especial empeño en hacer algo que no hizo Rajoy el martes: reivindicar el contenido del acuerdo de investidura negociado y firmado por populares y naranjas, el pacto que ha permitido a Rajoy acudir a este debate con 170 escaños.
"Hemos demostrado que el centro está la virtud", quiso enfatizar Rivera, al recordar que Ciudadanos ha sido la única formación "que se ha sentado a hablar con los que no se hablan", en referencia a socialistas y populares. Y lanzó una pregunta que resonó en el hemiciclo como eco de lo que se dice en la calle: "¿Por qué no empezamos a hablar del qué en vez de hablar del quién?.
Rivera desgranó las principales medidas de su acuerdo con el PP y su carácter regenerador para concluir que "el patriotismo no es llevar banderas sino pensar en nuestros compatriotas". En su réplica, Rajoy si enfatizó algo más su "agradecimiento" al líder de Ciudadanos y tiró de su habitual socarronería: "Creo que nos vamos a llevar bien, señor Rivera".
Rivera concluyó su intervención con una apelación directa al líder del PSOE a quién alertó de que la paciencia de los españoles se está acabando, y con razón, por lo que exigió a Sánchez que reflexione sobre su 'no' categórico a un Gobierno del PP y no sea un "tapón" y permita que "corra el agua" moviéndose hacia la abstención.
El ataque de Podemos indigna a Ciudadanos
Antes de su intervención en la tribuna de oradores, Rivera tuvo que escuchar desde su escaño el ataque brutal que le dirigió el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que le llevó a tacharle de "marioneta" y de "chicle de Mc Gyver". Iglesias, que se refirió en varias ocasiones a Ciudadanos como el "equipo filial" del PP, protagonizó casi más un mitin preelectoral con malas artes que una intervención en un debate de investidura. "Señor Rivera, usted no es de izquierdas ni de derechas, es de lo que haga falta", espetó Iglesias ante un Rivera que no ocultaba su rostro de enfado. Y es que el presidente morado ahondó en el malestar que la propia dirección de Ciudadanos extendió en la noche del martes con Rajoy.
Según Iglesias, el trato del líder del PP a Rivera fue una "vergonzante humillación". El líder de Ciudadanos le replicó reprochándole que haya ejercido todo el verano de "comentarista" y "gurú" mientras PP y Ciudadanos trabajaban en su acuerdo.
Pero quién fulminó al líder de Podemos fue el propio Rajoy. Y lo hizo con su mejor munición: la ironía. Le dijo a Iglesias que le considera alguien "estupendo", "quintaesencia de todas las virtudes" y que a veces, le gustaría ser como él.
Rajoy le preguntó a Iglesias si considera que todos los demás son malos, salvo él y sus seguidores, por "razones genéticas", si hay algún honrado y demócrata más en España y en el Congreso que él, y si a Podemos le votan los estudiantes, los abuelos, catedráticos y comerciantes, a los demás partidos quién les vota.
"¿Los ricos, o gente despistada?", ha inquirido. "Nadie tiene el patrimonio de la gente, ni ustedes ni nosotros, quizá nosotros un poquito más", ha añadido Rajoy, que concluyó con su receta habitual a Podemos: "predicar es muy fácil, gobernar es más difícil".