El descentre de Pedro Sánchez: sus largas vacaciones pasan factura al socialista
No se rompió la cabeza en su alegato en defensa de sí mismo y su postura. Los diputados socialistas esperaban algún argumento brillante y se toparon con una retahíla de frases de hemeroteca.
Dios no llamó nunca a Pedro Sánchez por el camino del Derecho. Y mejor que fuera así, porque el socialista no fue capaz ni de ser un buen abogado defensor de sí mismo en el debate de -no- investidura. Mariano Rajoy le tuvo donde le quería: obligado a justificar ante todo el Congreso, y por extensión ante toda España, por qué después de perder dos veces las elecciones sigue sin dejar que el Partido Popular, con 52 escaños más, gobierne. "El único que va a pasar a la historia de este debate va a ser usted porque por tercera vez en un año va a provocar nuevas elecciones", le recriminó el popular.
La bancada del PSOE esperaba con sumo interés las explicaciones de su líder a un enroque que ha abierto un cisma interno, convencidos como están muchos socialistas de que Sánchez sólo busca su supervivencia personal. Esperaban al menos sus 84 diputados algún argumento brillante que pudieran repetir después machaconamente en entrevistas y tertulias. Pero ocurrió que lo que sacó Sánchez de su manga no fue un comodín sino una retahíla de frases que Rajoy pronunció en el debate de investidura del 1 y 2 de marzo. No se rompió la cabeza.
Frases como "subiendo a la tribuna sin los apoyos, este debate es la crónica de una derrota anunciada" sacadas de todo contexto, porque el contexto actual es muy distinto al de entonces. Entonces se presentaba a la investidura un candidato que no había ganado las elecciones y que sólo llevaba en el maletín 131 síes. Ahora, por contra, quien pide la confianza de la Cámara es, como recordó Rajoy, el candidato del único partido que de los comicios de diciembre a los de junio mejoró sus resultados y amplió su distancia respecto al segundo partido. Uno que lleva consigo 170 votos favorables del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria.
Tan justito fue el alegato del socialista tras su largo descanso estival -del que da buena fe su bronceado- que el presidente en funciones le espetó con su habitual socarronería: "Usted ha venido aquí a citar frases que yo he usado y se lo agradezco, porque significa que me usa como figura de autoridad". Tan justito que Sánchez incluso se llevó escrita la réplica para no tener que improvisar.
Sánchez no aclaró si va a intentar un gobierno con Pablo Iglesias y/o otras fuerzas de izquierda y nacionalistas
Para más inri, el secretario general del PSOE desaprovechó la oportunidad de oro que tenía para explicar a los ciudadanos cuál es su plan; qué piensa hacer a partir del 2 de septiembre, cuando Rajoy salga del hemiciclo sin seguir siendo otra cosa que presidente en funciones -y ya van más de nueve meses-. Sánchez no aclaró si va a intentar un gobierno con Pablo Iglesias y/o otras fuerzas de izquierda y nacionalistas. Sólo se limitó a reprocharle al candidato popular que si hay terceras elecciones será "responsabilidad suya".
"Le pido que se abstenga, no le pido que comparta nada", respondió Rajoy en un último intento, baldío como todos los anteriores. El socialista, que tantas frases utilizó del anterior debate de investidura, sin embargo se olvidó de una muy importante que aquel 1 de marzo pronunció él mismo refiriéndose a lo que los españoles piden a la clase política: "Un compromiso por el diálogo y por el acuerdo, un compromiso para que aceptemos que una cesión no es una derrota, sino un puente hacia el entendimiento". Pero claro, esto último no le interesaba recordarlo a Pedro Sánchez.