Periodistas y votantes alientan una rebelión contra las terceras elecciones
El sainete protagonizado por la clase política tiene tan indignada a la opinión pública, sobre todo desde el viernes, que hay quienes creen que ha llegado la hora de darles un escarmiento.
Sólo Albert Rivera pidió el viernes en la tribuna del Congreso perdón a los españoles por la segunda investidura fallida en medio año. Mientras tanto los demás se echaban las culpas de un bloqueo que va camino de convertir a España en el hazmerreír de las democracias occidentales.
El espectáculo protagonizado en los últimos diez meses por la clase política, que ya habla sin rubor ni pudor de unas terceras elecciones generales en un año, tiene tan indignada a la opinión pública y publicada que en el ambiente se respira ya la hora de una rebelión: la de la abstención.
Nunca en la historia democrática moderna de España unas elecciones generales han tenido un porcentaje de abstencionistas superior al 31,96% de récord que se produjo en las de marzo de 1979. Quizá hasta ahora. Esta vez las empresas demoscópicas se llevan las manos a la cabeza ante la seria posibilidad de que si finalmente hay comicios el 18 de diciembre en torno al 35% del censo electoral se quede en casa. Lo que equivale a más de 10,3 millones de españoles. Una cifra digna de sonrojo.
"Solo merecen que los electores, con razón irritados, decidamos declararnos en huelga general, a ver qué hacen", proponía este lunes el doctor en Sociología Santos Juliá en su columna de El País. Su voz no es la única. En los últimos días proliferan en los medios de comunicación artículos, editoriales y soflamas varias contra la incapacidad de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera de ponerse de acuerdo en algo más que acortar la campaña para que esos hipotéticos comicios no sean el 25 de diciembre.
Comicios que el diario de Prisa calificaba de "fraude democrático" en su editorial del sábado. Ana Rosa Quintana proponía este lunes encerrar a los cuatro en una habitación y no dejarles salir hasta tener un presidente. Carlos Herrera no da a basto con su famoso "desfibrilador de tontos". Y Federico Jiménez Losantos hablaba de "secuestro de la democracia" y "burla a los votantes".
Las redes sociales sirven como vía de desahogo de los estupefactos españoles. En ellas corren como la pólvora llamamientos a la rebelión ciudadana y memes como éste de Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera convertidos en los payasos de la tele. La ciudadanía está harta de su clase política, a la que sitúa CIS tras CIS entre los tres principales problemas de España.
Cómo será que en la famosa plataforma Change.org hay una petición dirigida al Rey para que deje a los políticos sin sueldo ni dietas hasta que formen gobierno que va a un ritmo de mil firmas nuevas por hora. Porque ésa es otra, ¿quién paga la cuenta? Según los cálculos del programa El Objetivo, desde el 20 de diciembre diputados y senadores se han repartido 24,3 millones de euros en sueldos e indemnizaciones. A ellos se suman otros 10,51 millones en subvenciones a los grupos parlamentarios y 3,7 millones en viajes.
Por lo pronto el jefe del Estado anunció este lunes que renuncia a convocar una nueva ronda de consultas "de momento" e hizo un llamamiento a los partidos para que dialoguen, en lo que se interpreta como una no injerencia. No obstante en el ambiente flota la pregunta de si debería hacer más el Rey para desbloquear la investidura, pese a las limitaciones de su cargo.