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La madre biológica del niño preadoptado rompe su silencio y da un vuelco al caso

Nadie entendía que, después de dos años y medio con sus padres adoptivos, el juez obligara a un pequeño de cuatro años a vivir con una total desconocida. Pero la nueva versión lo cambia todo

La madre biológica del niño preadoptado rompe su silencio y da un vuelco al caso

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El caso de la pareja valenciana obligada a devolver a su hijo preadoptado a la madre biológica ha dado un giro inesperado. El niño, de cuatro años, fue entregado este lunes para cumplir con la sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo, recurrida por la familia. Nadie lo entendía. Después de dos años y medio con sus padres adoptivos el pequeño era entregado a una desconocida madre biológica de 19 años.

Sin embargo, todo cambió este martes cuando María José Abeng decidió romper su silencio y de qué manera contando su desgarradora versión de los hechos. La joven madre biológica aseguró que el pequeño se encontraba "bien" y "tranquilo" y pidió "respeto" para ambos y que se les deje disfrutar de lo que hasta ahora se les ha negado.

"Soy española, aunque mi piel sea negra", afirma la mujer, nacida en Guinea y residente en España desde los dos años, en una carta que ha publicado a través del perfil en una red social de la abogada que llevó su caso y consiguió una sentencia favorable de la Audiencia Provincial de Asturias, que ha sido recurrida ante el Supremo. Una carta que ha dado un vuelco radical a la historia.

Abeng, de 19 años, relata en su misiva su historia desde que a los once años tuvo la "maravillosa" idea de acudir a la Guardia Civil creyéndose "europea" y "la reina del mundo" ante la negativa de su madre a que tuviera un comportamiento similar al de las niñas de su edad.

La intervención de los servicios sociales del Principado determinó su ingreso en un centro de acogida al ser declarada en desamparo donde se quedó embarazada a los 14 años "de una persona que ni era príncipe, ni era azul, todo lo contrario", circunstancia que fue advertida por su madre durante una visita de fin de semana a los siete meses de gestación.

La historia se pone truculenta y puede acabar salpicando a los servicios de acogida cuando María José insinúa negligencia en este tipo de centros e incluso algo más grave: "Qué curioso que los servicios sociales que querían protegerme de mi propia madre no pudieran protegerme ellos de un embarazo y ni siquiera se dieran cuenta de que una vida crecía dentro de mí", añade a la vez que relata que en aquel momento se le notificó "muy cordialmente" que el niño iba a ser dado en adopción.

La joven decidió entonces huir de España ayudada por un familiar y trasladarse a Guinea durante un mes y medio aunque optó por regresar ("ojalá nunca hubiera vuelto") asesorada por un abogado ante el riesgo de que le causase problemas a su madre.

Tras dar a luz sin que, afirma, se le permitiera ver a su hijo, regresó al centro de acogida mientras el bebé fue trasladado a otro donde pudo verlo inicialmente una vez a la semana y luego una hora al mes hasta que a los nueve meses se suspendieron las visitas. Abeng alude además a una notificación de la jefa de sección de Centros de Menores del Principado en la que ésta admite que hay un conflicto de intereses entre el derecho del niño a tener unos padres y a no crecer en un centro y el suyo como madre a tener relación con él, aunque le recomendó no recurrir el acogimiento preadoptivo del menor dado que lo mejor es que cuente con unos progenitores "que le puedan dar todo lo que tú querrías, pero no estás en condiciones".

La versión de los padres adoptivos, en entredicho

Después de que la Audiencia de Oviedo resolviese a su favor, la mujer señala que en agosto acudió a Sueca (Valencia) para recuperar a su hijo sin que los padres adoptivos se presentaran a realizar el proceso de adaptación y que la Guardia Civil tardó un mes en localizarlos para concertar otra cita a la que tampoco acudieron hasta el último día tras ser advertidos de que podían ser detenidos.

"¿Y ahora vienen ustedes a hacer todo este circo mediático en el cuartel de la Guardia Civil, con ambulancia, manifestación, mentiras, calumnias y difamaciones cuando yo podía haber instado su detención, negándome a ello por entender su propio dolor?", añade. En contra de las afirmaciones realizadas este lunes por el abogado de la familia adoptiva, Abeng asegura que ni es alcohólica ni drogadicta ni ha sido maltratada "jamás" por su pareja y lamenta haber sido seguida por la Policía hasta el centro donde estudia y que sus vecinos fueran interrogados sobre un posible maltrato.

La madre biológica emplaza a los padres adoptivos a no volcar en ella su "rabia, tristeza e impotencia" dado que no fue ella quien lo dio en acogida sino que se lo "arrebataron" y que sólo es "una madre que ama por encima de todo a su hijo" y que no ha dejado de luchar por él "desde el mismo momento en que supe que me lo querían arrebatar".

"Sólo soy una chica española de origen guineano que ya no quiere ser europea y que lo único que desea es estar feliz con su hijo. Hijo que tiene una familia, unos abuelos, unos tíos, unos primos y, ante todo, una madre. Y mi hijo no se llama Joan (en valenciano) ni Xuanín (en asturiano). Se llama Juan Francisco", concluye.