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El PP utiliza el triunfo arrollador de Feijóo para terminar de hundir a Sánchez

El reloj de las negociaciones se vuelve a poner en marcha tras este 25-S con el líder socialista sumamente tocado. Y los populares no van a desaprovechar la ocasión de hacer leña.

Núñez Feijóo afronta su tercer mandato en las mejores condiciones.

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En un tiempo de mayorías exiguas y minorías holgadas, al Partido Popular se le había olvidado lo bien que sabe una mayoría absoluta. Hasta que este domingo llegó Alberto Núñez Feijóo para recordárselo, en una noche otoñal en la que la cúpula del partido, encabezada por Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, volvió a reunirse en la séptima planta de Génova 13.

Es más. Curiosamente, las dos últimas mayorías absolutas cosechadas por el PP llevan la firma del barón gallego: el 21 de octubre de 2012 y este 25 de septiembre de 2016. Como para no tenerle por un rey Midas. Y entre algodones, aunque la pasada legislatura hubiera momentos en los que él no se sintió lo suficientemente valorado por Mariano Rajoy. De ahí sus varios amagos con dejar la política, que casi nadie en el PP llegó a tomar en serio: Núñez Feijóo no habría sido capaz de dejar el PPdeG empantanado sabiendo que él era el único con opciones de conservar la Xunta.

Suele decirse en política que las elecciones las ganan o las pierden los presidentes, no la oposición. Y en el caso de Núñez Feijóo se ha dado la combinación perfecta: el aval de una buena gestión (Galicia fue la única comunidad que redujo su deuda en el segundo trimestre y una de las tres que cumplió rigurosamente el techo de déficit impuesto en 2015) y el guirigay de la oposición. El PSdeG tuvo que improvisar un candidato al dimitir el suyo en marzo tras ser imputado el suyo, En Marea y Podemos jugando a ni contigo ni sin ti y Ciudadanos sin discurso más allá del nacional (y en Galicia eso penaliza) ni espacio.

Sin un discurso demasiado sólido -tras el fin de ETA- se presentaba por contra el PP en el País Vasco, y así le ha ido. Los 9 escaños de Alfonso Alonso, oficialmente presidente del PP vasco desde hace un año pero líder en la sombra desde la marcha de María San Gil, fueron la cruz de la noche. Por más que los populares tuvieran asumido de antemano que los resultados no iban a ser buenos y aunque el batacazo del PSE les sirviera de consuelo.

Lo que le está sucediendo al PP en Cataluña y el País Vasco bien merece un análisis sosegado por parte de la dirección del partido. Probablemente este lunes, cuando el Comité Ejecutivo Nacional se reúna por primera vez, no será el día. Este lunes tocan alabanzas al barón popular que una vez más ha presentado sus credenciales para seguir en la quiniela de sucesores de Rajoy. Aunque en abril algunos malinterpretaran que con su decisión de ser candidato por tercera vez se estaba cerrando la puerta de Madrid. Cuando el PP llegue a ese río ya se verá quién acaba cruzando el puente, por lo pronto el protagonista señaló: "No soy el futuro del PP, soy el presente de Galicia.

El reloj de las negociaciones para la formación de gobierno se había detenido a la espera de lo que sucediera este 25-S. ¿Y ahora qué? Los populares no confían en que los pésimos resultados de Pedro Sánchez le dobleguen, máxime después de escuchar el pasado jueves que está dispuesto a intentar formar gobierno con sus 85 escaños. Mal que les pese a los barones.

Pero por presión no quedará. De hecho Cospedal abrió la veda con los resultados recién salidos del horno, y es evidente que esa misma línea seguirán los populares en los próximos días. "Los ciudadanos han penalizado con su voto a quienes generan bloqueo (...). Se ha castigado en las urnas el bloqueo institucional, eso es una evidencia", sostuvo la secretaria general del PP, que además invitó a Sánchez a hacer "una reflexión".

Tampoco tienen ninguna esperanza los populares en que el PNV vaya a prestarles sus seis escaños en el Congreso después de estas elecciones, porque Íñigo Urkullu obtiene un escaño más que la -en todo caso- muy poco probable suma de Bildu y Podemos Euskadi. Conclusión: en el PP ya se preparan para vivir una noche electoral en Génova 13 en diciembre. Mucho más intensa que la de este domingo, eso sí.