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La muerte de un niño revela una inquietante realidad y moviliza Internet

Un fatal accidente segó la vida de su hijo de dos años. Ahora el matrimonio inicia una campaña de firmas para pedir a Tráfico que cambie la normativa sobre las sillas de sujeción.

Dos pequeños en sus sillas de sujeción infantil en el coche.

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La petición, en la plataforma change.org, a la que ha tenido acceso ESdiario, no puede empezar de manera más descriptiva: “Nuestro hijo Gabriel murió por culpa de una sillita de coche inadecuada. Por una silla como la que tienen en sus coches la mayoría de familias españolas instalada a favor de marcha, la cual compramos siguiendo las recomendaciones de los rankings publicados por los clubes automovilísticos y asociaciones de consumidores. Y que no protege la integridad de nuestros hijos”.

Así capta la atención este joven matrimonio, Elena y Fernando Chamorro, en una petición de firmas que dirigen a la Dirección General de Tráfico (DGT) con la intención de que se cambie la normativa sobre el uso de la sillas infantiles de sujeción. La madre cuenta sin pelos en la lengua el momento del dramático accidente.

Gabriel y yo volvíamos del colegio. Él tenía dos años y medio. En una curva, un coche nos embistió. Pude ver cómo el golpe hacía que mi hijo pareciera uno de esos muñecos que vemos en los test de conducción. Sufrió una decapitación interna, una luxación completa de la primera vértebra cervical que provoca la separación de cráneo y columna vertebral. Logré reanimarle y salvarle la vida en ese momento, pero siete meses después y tras una épica batalla, no pudo aguantar”.

No es casualidad que el año pasado en Noruega, donde los niños viajan a contramarcha hasta los cuatro años, no se produjera ninguna muerte de un menor de esa edad en sus carreteras

Una cruda realidad que conmueve en Internet y las redes sociales. En su concienzudo argumentario los padres aportan un dato definitivo y que puede mover los cimientos en cuanto a las normativas de la DGT: “si hubiera viajado en una silla a contramarcha esto no hubiera pasado; pero, desgraciadamente, parece que hay poco interés para poner las sillas más seguras para nuestros hijos en el mercado. No es casualidad que el año pasado en Noruega, donde los niños viajan a contramarcha hasta los cuatro años, no se produjera ninguna muerte de un menor de esa edad en sus carreteras”.

Es más, el documentado matrimonio deja más motivos para la preocupación o cuanto menos la reflexión: “No queremos que algo parecido les siga pasando a otros niños y familias. Y por eso lanzamos esta petición. Los datos son tan evidentes como rotundos: una silla a contramarcha está diseñada para evitar lesiones; lesiones que en una silla de frente no se evitan. Eso fue lo que le sucedió a Gabriel, el cual no tuvo ninguna oportunidad de salir indemne de un accidente normal como el que le pueda suceder a cualquiera volviendo del colegio. Si hubiera viajado en una silla a contramarcha jamás hubiese sufrido esas lesiones tan terribles, con todo el sufrimiento que supuso para él, su familia y su entorno”.

Y concluyen la petición, una iniciativa a la que ya se han sumado ya casi 180.000 personas, con incontestables datos estadísticos El 95% de los españoles creen que un niño debe ir en una silla de espaldas sólo hasta los 9 kgs. Esto tiene un coste dramático tanto social como económico. En 2013 entró en vigor una nueva normativa que obliga a que los niños viajen en sillas a contra marcha hasta los 15 meses. Gabriel tenía 28 meses cuando sucedió el accidente. ¿Por qué poner límites insuficientes cuando toda la bibliografía científica constata la eficacia de estos sistemas?. No lo consideramos aceptable. No cuando es la vida de nuestros hijos la que está en juego.

Puede firmar su petición pinchando en este enlace.